Tuesday, July 29, 2008

definición inconclusa

Esto que ves de mì es una repeticiòn, elegida al azar. Seguro que ya fue dicho, seguro yo misma lo dije antes.

Pero què lindo es decirlo, sentirlo acà, como una cosquilla, con esa sensaciòn que se asemeja a lo exacto, a lo completo, a algo sin carencia, sin faltantes, sin espacios a llenar.

Hoy mirè todos los edificios, y me olvidè de las baldosas. No me caì, sabès, y es tan alentador eso, porque todavìa tengo mi rodilla magullada de la ùltima caìda.

Estoy ansiosa porque lleguen esos dìas, esos que estimo estàn esperando, pero si no llegan tambièn estarìa bien, porque estos dìas, son regios. Regios, què palabra màs adusta. Adusta, què palabra màs prolija.


Lo cierto es que yo no soy ni regia ni prolija ni, dios me libre, adusta. Busco la palabra adusta en el sitio de la Rae, para asegurarme de estar diciendo lo que quiero decir:


adusto, ta.
(Del lat. adustus).
1. adj. Quemado, tostado, ardiente.
2. adj. Poco tratable, huraño, malhumorado.
3. adj. Seco, severo, desabrido. Paisaje adusto. Prosa adusta


1) Si yo fuera adusta estarìa quemada y/o tostada, serìa ardiente. Chupà esta mandarina. Bah, ni lo uno, ni lo otro, ni mucho menos lo de màs allà. Estoy quemada, pero tostada no, tostada con manteca, puede ser, pero solita, dios me libre. Detràs de una tostada se escondiò la miel, canta Ma Elena, y como atràs mìo no hay miel y no quiero que me ande retando ninguna manteca en inglès, determino en este solemne acto que no soy, para la primera acepciòn, adusta. Bueno, lo de ardiente serìa vergonzoso autoadjudicàrmelo.

2) La segunda la salteo, porque quiero. Y a ver quièn se atreve a llevarme la contra.

3) Y la tercera, esa es un poco la aplicable a la palabra regio, es una palabra adusta en este sentido. Pero yo no soy adusta, ni regia, soy un montòn de hilachas enredadas por el suelo, que se rìen y se escabullen, que quieren tener forma, y por màs que intenten...

...

Monday, July 21, 2008

callecita

En esa misma calle, sin faroles, sin baldosas, tantas sombras ajenas que anduvieron escupiendo iniquidades. En esa misma calle, pibe, en esa misma esquina. Acà no hay tiempo para soledades.
La angustia me quedò chica, como el calzado, y andar descalza, es andar, cuando menos.
Se me gastaron las palabras de tan repetidas, tienen gusto a viejo, no quiero ni decirlas. Y vos miràs de reojo, esperando ya no verme. Me vas a ver igual, como nos vemos todos, nos olemos, nos tocamos, no hay otro lugar por donde deambular.
Yo, mi propia sombra, que no dice, que no pide, que no nada, de nada.
Si te supieras sombra, como me sè yo, no andarìas arqueando la espalda, para no verme, porque te darìas cuenta de la mirada que todo lo atraviesa, esa mirada que te mira, que me mira, que me mira a travès tuyo, y lo mismo de mi parte.
¿Còmo ver si es noche? ¿Còmo mira sin farol? Y, pibe, asì son las cosas, se ve igual, en lo oscuro, se ve con otros ojos, que te salen del riñòn, que atraviesan paredes y pieles, que penetran que duelen, que lloran a escondidas.
Y de este lado puedo, podès, mirar la pared sin atravesarla, leer lo marcado, lo gritado. Lo que se creyò primero, y ni siquiera era ùltimo, pero era, cumpa, era.
Volverè a chocarme, no hay duda, con vos, con tantos otros. Si todos nos arrastramos por la misma pobredumbre, como si estar de cara al suelo nos permitiera respirar mejor, o no golpear nuestra cabeza con ese techo que se estima tan bajo. Yo, ... no estoy tan segura.
¿Y si el techo no existe? Decìme què pasa si es todo sensaciòn de asfixia, pero hay aire, e infinito, o por lo menos distancia suficiente para caminar erguida. Yo me animo amigo, yo me paro, y si me golpeo y me duele, y si caigo desmayada por lo menos sabrè algo. Como sè ahora, y te lo digo es secreto, no me pisaràn reptando, no pueden.