Tuesday, January 30, 2007

Versos Ruteros I

UNO

No cuestionaré las manos
recorriendo mi cuerpo
Esa palabra justa
que duele en el estómago
Estar tan desnuda
sin dejar mis ropas

Sus manos en mi espalda
la noche profética
no veré la soledad
hasta el amanecer.

En el cuarto no hay espacio
para inseguridades
Dormiremos tan poco
y será suficiente.

Seguiré deambulando
Frente a la puerta
sin entrar
----------sin entrar.

Soy solo una pluma
sin ave.

DOS

Me seguirá tu presencia
más de lo esperado
y yo me iré
como se supone

Vos quedarás allí
aunque por un instante
----------------------por un instante.

Tus manos en mi cuerpo
si no me dejo amar
es porque soy solo un instante

Lo efímero es real
pero inasible

Lo perentorio
es lo único
decidirse a amarlo.

Tus manos en mi cuerpo
Digo tanto en silencio.

TRES

La ruta
-------las horas
----------------los días
------------------------la luna

Entre el verso y la prosa
el renglón definitivo
Entre mis profundidades y vos
la entrega postergada.

Lo correcto por el después
la locura y el ahora.
Ese instante efímero
atraparlo es un crimen
dejarlo escapar
una pena.

Vivir, vivir
¿Cómo se hace?
Soy solo una carta
sin destinatario
Tus manos que intentan descifrarme
soy sánscrito.

La ruta
--------la luna
---------------tus manos

Los lugares comunes
son demasiado cómodos.

Dormiremos tan poco
y será suficiente
para llevarme tus manos
clavadas en la espalda

CUATRO

Compartimos el miedo
recorres mi cornisa
no saltes, está bien
quedarnos este rato
admirando el vacío

Comprendo tu vértigo
te advierto el peligro
desprendete de mi mano
que suelo dejarme arrastrar
por la gravedad infinita

Sáaaaaaaaalvateeeeeeeeee
---------------------tu mano en mi mano
tanto peligro
tu mano en mi cuerpo
La ruta-------la luna
Dejarme caer
--------------Y no.

Monday, January 15, 2007

Lo astral de esta noche.

Las lentejuelas iluminan la noche y el señor del saco rojo dispone del micrófono para empezar el show.
Habrá palmas al final y algún grito de ¡bravo! pero solo al final, cuando acabe la canción.
Un telón plateado, la luz tan cerca, los límites de la experiencia postmoderna son tan difusos.
Los zapatos serán blancos o negros, el playback impreciso corresponde, nadie se cuestionará mucho más.
Hay que dejarse llevar, preso de la experiencia. Hay que asumir el rol de espectador inconciente. Hay que disfrutar y aplaudir.

La bailarina gorda intentará seguir el paso, y la petiza no hablará de su sexualidad.
El mozo del bar de la esquina, convocado de urgencia para reemplazar al bailarín hará todo lo posible y no será suficiente, pero estará bien.

Cuando llegue la hora del compromiso político, cuando las palmas y los gritos se hagan más fuertes, cuando la señora Orozco no pueda aguantarse y se suba al escenario, el cantor levantará las pancartas, arengará una procesión interna, indefinida, hacia ningún lugar. Luego, en secreto, mientras el baile distraiga y se vista de novia la bailadora de sexualidad confusa, el cantor cambiará su saco.

Cantará en políglota, ese idioma original de los grandes trovadores, que huele a español, y suena a frances, que pronuncia las erres anglosajonas y baila colombiano.
Podría ser Frank Sinatra, o Palito Ortega. Podría ser Silvio Rodriguez o Rafael. Podría ser cualquiera de nosotros, y un poco lo es, por eso la gente se pone de pie, aplaude aún cegada por las luces que refractan en el telón plateado.

Terminará el show, y aún después de los chistes verdes, las señoras contentas volverán a casa, a preparar a sus maridos sus respectivos churrascos, a calentar la bolsa de agua caliente, quizá hoy un poco de más, quizá hoy guste que queme.