Hizo tanto calor anoche que dormí de a ratos, como saltando, pero sin saltar, por el calor ¿viste?
El sudor en mi espalda que se enfriaba con el viento del turbito minúsculo que tengo a los pies de mi cama me asustaba. En mi cabeza el mandato materno "cuidate, si se te enfría el sudor te podés enfermar".
El mandato materno más fuerte que la presión del calor. Entonces la sábana, por lo menos en la espalda, cuando mi espalda daba su frente al ventilador.
Dormí de a ratos y soñé poco, durante la noche. Por la mañana seguí durmiendo, así de a ratos, y soñé más.
Tuvimos que subirnos de golpe a cualquier auto, cualquiera. Pararlos en la ruta, pedirlos prestados. Tenían que ser dos autos, por más que entráramos todos en uno, porque a la vuelta seríamos muchos más. Dos autos buscamos.
Muchos automovilistas nos sortearon, pudieron no frenar. Un auto, un pequeño auto amarillo, un Volksvagen (o como se escriba porque ahora me doy cuenta de que nunca tuve la necesidad de escribir esto, pero sí lo pronuncié, y es tan lindo pronunciarlo). El otro auto estaba pintado de varios colores. Yo iba a manejar, pero no lo hice, porque alguien se desesperaba por hacerlo.
Yo quise ver qué llevaba en mi mochila. Y sí, tenía el equipo de mate, pero el mate estaba sucio y el termo, los termos vacíos. Desde ese momento sólo me preocupaba la suciedad del mate, sin bolsa de polietileno, en mi mochila. Ahí recordé que debería haber agarrado una bolsa, cuando agarré tantas cosas del aula, cuando estaba ordenando, el desorden constante, el armario vacío, los niños, los niños, por todos lados.
"Vamos a tener que subir por acá". Dijo el conductor. Ya no podíamos distinguir dónde se encontraba el otro auto, a ellos debíamos seguirlos, pero los habíamos perdido. Entonces el imperativo era llegar, llegar, a tiempo, como sea. Había algo de persecución, pero no necesariamente estaban detrás, estaban arriba, en todos lados. La persecución era ese imperativo, ese tiempo, y ahora esa colina empinada.
Subimos igual, el auto no resistiría.
Subimos igual, pero no hay camino.
Subimos igual, y casi la muerte, casi el vacío.
Cambiarnos de carril, aunque sea de contramano. Para llegar, porque es más peligroso el fin del tiempo que el vacío, que la muerte.
Llegamos.
escaleras blancas de yeso. gente conocida y gente que no. todos haciendo ladrillos de dulce de leche. todos abocadísimos a su quehacer. concentrados.
Extraje de mi mochila un bizcochuelo, enorme, lo partí en mil pedazos, y los obreros vinieron a merendar.
Allí estaban ellos, entre los obreros, allí estaban y recién ahora me doy cuenta de que los extraño tanto. Que ella tuvo un hijo que lo llamó Lucas, y es tan pequeño, pero no tanto como para que yo no lo supiera. Dios, cuánto los extraño, y no es justo llorar, no quiero llorar. Y lloro, y no puedo dejar de llorar. Porque nos prometemos que nos vamos a ver más seguido, juramos que ni bien termine la merienda nos vamos a pasear por algún lugar. Pero lloro, porque sé que es mentira, no podría explicar por qué es mentira, pero lo sé. Tampoco puedo explicar por qué lloro, pero lloro.
No les voy a decir que en mi mochila tengo un paquete enorme de Chocolinas. No les voy a decir nada, y se las voy a dejar cuando me vaya, casi por descuido, para que piensen que es un milagro, y puedan merendar mañana.
Tengo miedo de la colina esa, a la vuelta. Será hacia abajo.
7 comments:
Hay querida si te analizan los sueños algun "doctor de sueños" creo q no terminas sana.De todas formas, son los mejores sueños esos, y quizas sean los que realmente haya que pensar, porque uno sueña con eso, o sino lo soñaste porq escribirias esto. En fin muy graciosa esta frase :- " dormí de a ratos, como saltando, pero sin saltar, por el calor ¿viste?", despues la del ventilador la hacemos todos, ingratos aquellos que no entienden que algunos preferimos el frio que el calor,
y a mi me pasa esto de ...Pero lloro, porque sé que es mentira, no podría explicar por qué es mentira, pero lo sé. Tampoco puedo explicar por qué lloro, pero lloro." y me jode la cachiporra, es muy molesto, aunqe a veces me cause gracia, pero me pone un poco mal durante el sueño.
Lo del auto es tuyo, nunca lo pense, nunca lo soñe.
Suerte y escribi mas seguido que se extraña.
AH! es Wolksvagen creo(el creo subrayado)
Nacho:
Ja, no debo estar sana, porque mis sueños son todos así. Este sí fue un sueño que tuve, igual viste que una no cuenta todo cuando narra el sueño. Hay cositas que no tienen nombre, que de nombrarlas las estaríamos deformando, y para qué.
Trataré de escribir más seguido... igual tengo miedo de que se convierta en un diario íntimo... no quiero eso...
Me gusta que leas, me hacen bien tus comentarios.
Me encantó tú sueño, me encanta cómo se mezcla lo real y lo fantástico! Muy bueno!
La verdad que hay veces qué no deben nombrarse esos detalles qué nombras en el comentario anterior, y uno se los guarda para uno, cómo un secreto o algo así!
Las frases que destacó nacho son las que más me gustaron!
Y una vez más, es un placer leerte!
Saludos!
Ah me olvidaba!cómo ya se conoce las personas derramamos en los sueños los deseos inconscientes qué fueron reprimidos en diferentes ocasiones, junto a las miedos más profundos qué esconde nuestra personalidad. Quiza con una o dos sesiones de psicoanalisis se podría recuperar señorita Hélène!
Ahora si me despido de usted!je
La locura y el arte comparten el apoyabrazos en la butaca del teatro. Ja!
Sabías que Freud se autoanalizaba? Además creía firmemente que no debían ser médicos los psicoanalistas, sino artistas, literatos...
Hay que soñar más, dejar correr los sueños.
Gracias por tu comentario Alfonsina.
Nos seguimos leyendo.
Nosé por qué tu texto me dio ganas de llorar.
Mandato materno
Saber que es mentira
Eso, sobre todo.
Seguí recordando tus sueños
Ay! al fin puedo firmar! che, que sueños psicodélicos tenés con el calor, chocolinas jaj!
victor sueiro, zap, rinaldi?
leí un poco de todo
saludos!
PD: No se como usar este coso, lo voy a investigar (al blog digo)
m.b.
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