Si la marioneta pretende pensar, mejor que primero tome las tijeras
19 30 hs.
Sonia busca bajo su cama ese par de zapatos. Ése. El suyo, ¿de quién sino?
Sonia está lista para salir, para ordenarse, para ser vista, faltan sólo los zapatos.
Bruno en su puesto de diarios la verá pasar como siempre, entre clarines y naciones vendidas, entre páginas solidarias con el gobierno de turno, y perfiles engañosos.
Sonia recogerá sus papeles, sus muchos papeles y sin ninguna lógica los desplegará en esta mesa, que no es mesa, que no es nada.
Bruno la extrañará esa mañana lluviosa, y hasta se olvidará un poco del partido de fútbol. Ella se habrá convertido en parte de su vida. Aunque no sea algo definido.
Sonia no sonríe hoy, Bruno no piensa.
Sonia encontró los zapatos, pero perdió algo más, quizá la inocencia, la esperanza, algo de eso.
Bruno no vende lo que Sonia necesita. Y Sonia lo necesita a Bruno.
Sonia va a ser solo esos papeles y ese par de zapatos.
Bruno va a ser una canción, un ruido.
Ya casi, pero no aún.
1 comment:
Qué falta de imaginación!
Qué mala costumbre!
Qué aburrida vida la de aquellas personas que no saben enamorarse de un perfecto desconocido!
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