"Dicen que cuando llegó a los pagos de Yacochuya, Michel Rolland sufrió de síndrome de mareo embriagador con agudización de sentidos concomitante. El mismo que paralizaba a Jimmy Stewar persiguiendo a Kim Novak en empinadísimo campanario conventual según Hitchcock. pero en Salta. Vértigo puro. Nada más normal tratándose de un paraje de 2.035 metros sobre el nivel del mar.
El famoso enólogo del Pomérol no se arredró, se dejó llevar por el trance y descubrió oro. Que en léxico vitícola equivale a terroir deslumbrante. Bendecido por esa mágica confabulación de virtudes terrestres & climáticas que engrandecen al más patrio de los cepajes tintos: el Malbec."
El texto no es mío, pero me pareció fantástico, exuberante. Lo tomo prestado (cuando tomar es un verbo taan adecuado) y rindo un homenaje a su autor.
Siempre intuí que para entender realmente a Hitchcock había tomar taninos.
Wednesday, December 26, 2007
Monday, December 24, 2007
Las reglas de la bombachita rosa (también aplicable a las navidades)
- Costumbre de consumir doce pasas (preferentemente de uva) exactamente a las doce.
- Cuando suenen las campanadas. Y si faltan campanadas preparar previamente a un tío o sobrino con aptitudes musicales para que imite el sonido faltante.
- Si bien se sabe de ciertas tribus que conservan la misma consumbre con nueces, la operación resulta más complicada. En esa tribu también se sostenía que debía pedirse un deseo por cada nuez y saltar con un solo pie mientras tanto.
- No levantar el mantel hasta el día siguiente, y de ser posible no levantarlo tampoco ese día. Será mejor tirar el mantel y todo lo que haya quedado encima.
- Brindar de pie, y nunca con agua.
- Si el padrino alcohólico en recuperación se niega, oblígueselo cuando menos a levantar la copa.
- Es necesario mirar a los ojos cuando se brinda, aún cuando se trate de una reunión numerosa. Si bien el rito puede demorar un buen rato, no debe descuidarse la ingesta de pasas de uva. Se recomienda que se realicen ambas operaciones al mismo tiempo, o bien coordinar la reunión en dos grupos previamente organizados que se dividan las importantes tareas.
- No será necesario comprar pirotecnia, siempre el vecino tendrá suficiente para que la mera visita al balcón colme los corazones ansiosos de pólvora.
- El helado cerca del ventilador no es una buena idea. Si bien ambos son necesarios debe realizarse una opción. Se recomienda considerar este momento de optar como símbolo de las opciones a considerar en el año advenidero.
- Las damas se encontrarán estrenando ropa interior rosada, no será requerida una prueba fehaciente del cumplimiento de dicha norma ya que se confía en la buena voluntad de las festejantes.
- El corcho de la sidra debe golpear el techo y luego alguna cabeza (evitando siempre los ojos, como con tanta otra cosa), luego de lo cual se dirá "alegría, alegría, te casás". El implicado deberá al menos simular alegría.
- Reglas básicas para llamados telefónicos de Felicitaciones:Uilizar oraciones unimembre del estilo: Felicidades, Feliz Año, Los mejores deseos, etc.
- No profundizar en ninguna conversación, recuérdese que las líneas estarán ocupadas y más de uno querrá hablar con esa persona con la que ud. se encuentra hablando.
- Por sobre todo recuérdese que a dichas personas las vio ayer y las verá mañana.
- Si la conversación amenaza con profundizar aléguese un "hay mucho ruido acá, no te puedo escuchar nada".
- Reitere alguna oración unimembre de las anteriores y cuelgue o pase el teléfono a algún otro desdichado familiar.
- Si puede seguir al pie de la letra estas simples pautas y terminar la jornada de buen humor y con ánimos de seguir viviendo, seguramente se halle preparado para un año más. ¡Felicidades! Que tenga un próspero año.
Thursday, December 13, 2007
Y Sueiro apagó la luz, en serio.
Cosas locas:
Sueiro era, como se esperaba fanático bizarro de ZAP (para los desmemoriados es el programa que condujo Polino en plena debacle económica, allí tuvieron su apogeo Guido Süller, su novia Paulina, el Larva, Nuestro nunca bien ponderado Lafauci, y Jacobo también, evidentemente).
"Cada vez que publicaba un libro me lo dedicaba pidiéndome que vuelva ZAP a la televisión, era, además de lo que se sabe de él por todo lo espiritual, un acuariano con todo el fuerte sentido del humor" dijo Polino.
A él, señor de trayectoria y seriedad abigarrada, le costó decidirse para hacer el comercial que tanto nos deleitó a sus seguidores empedernidos.
"Es más, él exigió llevar su propia bata y su taza. La que tiene en el comercial es suya" dijo Daniel Gómez Rinaldi.
PUDO VOLCAR SUS EXPERIENCIAS CON LA MUERTE EN SU ESCRITURA.
Sentenciaba el VideoGraf.
"Esto también es parte de la vida" concluyó Sueiro, desde la lejanía, desde ese horizonte en donde alguna vez, en mi tierna infancia, escuché horrorizada, y no es para menos, que Olmedo y Minguito Tinguitela se abrazaban al final de un Arcoiris. Ahora, si Sueiro concluye su tarea y apaga la luz, pindonga arcoiris. Y bueno, se abrazarán a oscuras.
Sueiro era, como se esperaba fanático bizarro de ZAP (para los desmemoriados es el programa que condujo Polino en plena debacle económica, allí tuvieron su apogeo Guido Süller, su novia Paulina, el Larva, Nuestro nunca bien ponderado Lafauci, y Jacobo también, evidentemente).
"Cada vez que publicaba un libro me lo dedicaba pidiéndome que vuelva ZAP a la televisión, era, además de lo que se sabe de él por todo lo espiritual, un acuariano con todo el fuerte sentido del humor" dijo Polino.
A él, señor de trayectoria y seriedad abigarrada, le costó decidirse para hacer el comercial que tanto nos deleitó a sus seguidores empedernidos.
"Es más, él exigió llevar su propia bata y su taza. La que tiene en el comercial es suya" dijo Daniel Gómez Rinaldi.
PUDO VOLCAR SUS EXPERIENCIAS CON LA MUERTE EN SU ESCRITURA.
Sentenciaba el VideoGraf.
"Esto también es parte de la vida" concluyó Sueiro, desde la lejanía, desde ese horizonte en donde alguna vez, en mi tierna infancia, escuché horrorizada, y no es para menos, que Olmedo y Minguito Tinguitela se abrazaban al final de un Arcoiris. Ahora, si Sueiro concluye su tarea y apaga la luz, pindonga arcoiris. Y bueno, se abrazarán a oscuras.
Monday, December 10, 2007
Ella estuvo todo el día dando vueltas. Fastidiosa, fastidada.
La tele, la radio, el ruido, el ruido.
El mundo que se filtra por todos sus poros y ella fastidiada, fastidiosa quiere irse, quiere no estar, quiere no hacer y no hace.
No quiere escuchar, no puede dejar de oír.
No quiere ver, no puede cerrar sus ojos.
Busca, repasa, se golpea con cada contorno, se llena de moretones en esa búsqueda.
Toma lápiz y papel, escribe, palabras sueltas, las ata una con otra, y no dicen nada.
(Onomatopeya de hartazgo) UFFFF FSHHHH BRRRRRAAJJJJJ. (O algo así)
La tele, la radio, el ruido, el ruido.
El mundo que se filtra por todos sus poros y ella fastidiada, fastidiosa quiere irse, quiere no estar, quiere no hacer y no hace.
No quiere escuchar, no puede dejar de oír.
No quiere ver, no puede cerrar sus ojos.
Busca, repasa, se golpea con cada contorno, se llena de moretones en esa búsqueda.
Toma lápiz y papel, escribe, palabras sueltas, las ata una con otra, y no dicen nada.
(Onomatopeya de hartazgo) UFFFF FSHHHH BRRRRRAAJJJJJ. (O algo así)
Friday, December 07, 2007
Strawberry fields
M: ¿Viste, che? A pesar del calor acá hay algo que no concuerda que no cierra.
T: Sé de qué hablás, pero te juro que no quiero hablar de esto.
M: Bah, vos siempre así, melodrámático/a, esdrújulo/a, racional/al. No hables si no querés, pero yo sí quiero, y voy a hablar.
T: Entonces me obligás a escuchar. Cuando emisor, receptor existe. Bien, seré receptor, pero sólo estoy dispuesto/a a cumplir con la función fática (nótese lo esdrújula que es esta palabra). Quizá intervendré con algún enunciado metalingüïstico, por placer semántico nomás. No esperes más de mí.
M: Bueno, ¿por dónde empezar? Es acá, esta sensación, acá, viste. Es raro, como si faltara algo, como si me hubiera olvidado de... no sé de qué, porque si supiera lo que me olvidé me acordaría ¿no?
T: Claro.
M: Y hace calor, tanto, pero no puedo respirar noviembre y los tilos por esta falta de no sé bien qué.
T: Disculpá la interrupción, ya es diciembre.
M: Sí, sí, encima eso, encima eso. Había jazmines y tilos. Con todo se puede hacer un té. Pero hace calor, y a mí el té helado no me gusta. Quisiera desear que me regalen ramos de tilos bien perfumados. Sólo para no seguir esperando sin sentido esos jazmines que están cada vez más caros.
T: Cierto.
M: No me des la razón como a los locos.
T: Función Fática.
M: Vos y tu esdrujulízación, dios, bueno. Basta, me paso al poema y te dejo así, con tus funciones.
T: Como quieras.
M: Cuando mire para atrás
Como miro siempre
ahí, ahí
y casi que tengo ganas de llorar
te juro
y hacía tanto que no
porque no hizo falta.
No quiero irme
(te prometo que no voy a cantar piedra y camino)
Uff
Uffff
Uffffff
Si tan solo, si tan solo, si tan solo
¿Ves, yo sabía lo que hacía?
Hay que conservar el gris
la chatura
hay que mantenerse en las profundidades
hundirse en la mixtura
en el barro constante
en el hedor fétido
y redundante
hay que evitar la rima
y la sonoridad
la métrica
y sobre todo
el amor, el amor, el amor
T: Creo tan poco en el amor.
M: Shhh, silencio.
Acá se quiere silencio
una copa de agua fría, no helada, solo fría
una palmada en el hombro
para liberar el hipo
seguido de lágrimas
y más hipo.
Cuando te mire
y te quiera abrazar
y seas quien seas
y te ame porque sí
y no pueda abrazarte
también porque sí
y me quede con nudos
por todo mi cuerpo
pero más que nada adentro
esos nudos peores
que se vuelven negrura, gangrena, innombrables obsenidades,
Cuando te mire
como te miro
y te mire tan fuerte
y acompasadamente
que sientas mis ojos
rodando tu piel
y me mires de golpe
como un cachetazo
y me digas cualquier cosa, cualquier cosa
y deje de mirarte
por tormenta ocular oculta
no te ofendas si no hablo
es esta falta, este olvido, esta carencia acá
que no comprendo.
Ojalá comprenda
entienda qué perdí
y lo descubra recuperable.
T: ¿Recuperable? ¿Recuperable?
M: Sí, yo también me quedé en esa palabra.
T: Sé de qué hablás, pero te juro que no quiero hablar de esto.
M: Bah, vos siempre así, melodrámático/a, esdrújulo/a, racional/al. No hables si no querés, pero yo sí quiero, y voy a hablar.
T: Entonces me obligás a escuchar. Cuando emisor, receptor existe. Bien, seré receptor, pero sólo estoy dispuesto/a a cumplir con la función fática (nótese lo esdrújula que es esta palabra). Quizá intervendré con algún enunciado metalingüïstico, por placer semántico nomás. No esperes más de mí.
M: Bueno, ¿por dónde empezar? Es acá, esta sensación, acá, viste. Es raro, como si faltara algo, como si me hubiera olvidado de... no sé de qué, porque si supiera lo que me olvidé me acordaría ¿no?
T: Claro.
M: Y hace calor, tanto, pero no puedo respirar noviembre y los tilos por esta falta de no sé bien qué.
T: Disculpá la interrupción, ya es diciembre.
M: Sí, sí, encima eso, encima eso. Había jazmines y tilos. Con todo se puede hacer un té. Pero hace calor, y a mí el té helado no me gusta. Quisiera desear que me regalen ramos de tilos bien perfumados. Sólo para no seguir esperando sin sentido esos jazmines que están cada vez más caros.
T: Cierto.
M: No me des la razón como a los locos.
T: Función Fática.
M: Vos y tu esdrujulízación, dios, bueno. Basta, me paso al poema y te dejo así, con tus funciones.
T: Como quieras.
M: Cuando mire para atrás
Como miro siempre
ahí, ahí
y casi que tengo ganas de llorar
te juro
y hacía tanto que no
porque no hizo falta.
No quiero irme
(te prometo que no voy a cantar piedra y camino)
Uff
Uffff
Uffffff
Si tan solo, si tan solo, si tan solo
¿Ves, yo sabía lo que hacía?
Hay que conservar el gris
la chatura
hay que mantenerse en las profundidades
hundirse en la mixtura
en el barro constante
en el hedor fétido
y redundante
hay que evitar la rima
y la sonoridad
la métrica
y sobre todo
el amor, el amor, el amor
T: Creo tan poco en el amor.
M: Shhh, silencio.
Acá se quiere silencio
una copa de agua fría, no helada, solo fría
una palmada en el hombro
para liberar el hipo
seguido de lágrimas
y más hipo.
Cuando te mire
y te quiera abrazar
y seas quien seas
y te ame porque sí
y no pueda abrazarte
también porque sí
y me quede con nudos
por todo mi cuerpo
pero más que nada adentro
esos nudos peores
que se vuelven negrura, gangrena, innombrables obsenidades,
Cuando te mire
como te miro
y te mire tan fuerte
y acompasadamente
que sientas mis ojos
rodando tu piel
y me mires de golpe
como un cachetazo
y me digas cualquier cosa, cualquier cosa
y deje de mirarte
por tormenta ocular oculta
no te ofendas si no hablo
es esta falta, este olvido, esta carencia acá
que no comprendo.
Ojalá comprenda
entienda qué perdí
y lo descubra recuperable.
T: ¿Recuperable? ¿Recuperable?
M: Sí, yo también me quedé en esa palabra.
Wednesday, December 05, 2007
La Barca de Calderón.
La imagen, si bien onírica, fue bien nítida. Se sentía en todo el cuerpo, en todo el cuerpo.
Me obligué a despertar para pensar en lo que estaba soñando, soy así de estúpida la mayoría de las veces. Por ese esfuerzo, por esa imposición de realidad, me quedé anclada en ese espacio intermedio, en ese estado hipnótico, hipotético, en ese paréntesis.
"¿Quién es?" Pensaba, leía de modo obsesivo en mi mente.
Reconocerte, pensarte con mil nombres, intentar decodificar la sensación, las sensaciones en todo el cuerpo, en todo el cuerpo.
Podías ser tantos, todos, pero no, algunos cayeron al costado en la revisión ortográfica. Algunos quedaron dudosos, flotando. Otros fueron admitidos en la imagen, pero no era exacto, no precisamente.
Elementos aislados que no pretendo historizar, aún me encuentro engualichada:
Un poncho- un pañuelo de zamba- un baile. No, no quiero ordenar los elementos y lo estoy haciendo. Vuelvo a empezar.
Un abrazo, fuerte, de hombre. Calor, tibieza. Un poncho. Una zamba. Quiero bailar, quiero bailar. Bailo. Mi cabeza se inclina. No caigo. La piel, la piel. El pañuelo.
¿Quién sos? ¿Quién sos?
Me obligo a despertar, idiota, para reconocerte, para hallarte, para encontrarte de este lado del espejo. Y como no te encuentro me angustio, por la plenitud perdida del sueño, por la certeza de que nunca hallaré de este lado esa sensación en la piel, y más adentro.
Duermo de nuevo, siglos más tarde, luego de recorrer toda la ciudad con los sentidos alterados por este vaho en mis pestañas, en mis muñecas, en mis tobillos y sobre todo, acá, en el estómago.
Duermo de nuevo, siglos más tarde, porque la cornisa por la que deambulé sólo tiene un borde, un lugar donde caer, y ahí caigo.
La imagen nítida de nuevo, es otra imagen. Hay piso, hay polvo, hay algo frío en mi espalda, entre mi espalda y el piso. Vos. Te veo, te siento. Sé quién sos y me río, mucho. Porque sé que no sos vos, que llevás esa máscara para que no me asuste, para que no tema perderte cuando despierte. Igual hoy no voy a intentar despertar, estoy demasiado cansada, me quedé más de lo debido entre paréntesis. Allá, aún detrás del vidrio que daba a la cornisa de la cual me arrojé para nadar en este aire-manta, todo tiene puntas, ángulos. Acá, en este aire-manta, en este río-papel, en esta siesta eterna todo son curvas, y pliegues, y pliegues. Yo misma sólo percibo mis pliegues, de piel, siempre de piel. Y vos en mis pliegues, y vos en mi piel.
No sos vos, no sos el que estoy viendo. Intuir eso, porque en este aire-manta nada se sabe y todo se intuye, no me impide saborearte.
Me obligué a despertar para pensar en lo que estaba soñando, soy así de estúpida la mayoría de las veces. Por ese esfuerzo, por esa imposición de realidad, me quedé anclada en ese espacio intermedio, en ese estado hipnótico, hipotético, en ese paréntesis.
"¿Quién es?" Pensaba, leía de modo obsesivo en mi mente.
Reconocerte, pensarte con mil nombres, intentar decodificar la sensación, las sensaciones en todo el cuerpo, en todo el cuerpo.
Podías ser tantos, todos, pero no, algunos cayeron al costado en la revisión ortográfica. Algunos quedaron dudosos, flotando. Otros fueron admitidos en la imagen, pero no era exacto, no precisamente.
Elementos aislados que no pretendo historizar, aún me encuentro engualichada:
Un poncho- un pañuelo de zamba- un baile. No, no quiero ordenar los elementos y lo estoy haciendo. Vuelvo a empezar.
Un abrazo, fuerte, de hombre. Calor, tibieza. Un poncho. Una zamba. Quiero bailar, quiero bailar. Bailo. Mi cabeza se inclina. No caigo. La piel, la piel. El pañuelo.
¿Quién sos? ¿Quién sos?
Me obligo a despertar, idiota, para reconocerte, para hallarte, para encontrarte de este lado del espejo. Y como no te encuentro me angustio, por la plenitud perdida del sueño, por la certeza de que nunca hallaré de este lado esa sensación en la piel, y más adentro.
Duermo de nuevo, siglos más tarde, luego de recorrer toda la ciudad con los sentidos alterados por este vaho en mis pestañas, en mis muñecas, en mis tobillos y sobre todo, acá, en el estómago.
Duermo de nuevo, siglos más tarde, porque la cornisa por la que deambulé sólo tiene un borde, un lugar donde caer, y ahí caigo.
La imagen nítida de nuevo, es otra imagen. Hay piso, hay polvo, hay algo frío en mi espalda, entre mi espalda y el piso. Vos. Te veo, te siento. Sé quién sos y me río, mucho. Porque sé que no sos vos, que llevás esa máscara para que no me asuste, para que no tema perderte cuando despierte. Igual hoy no voy a intentar despertar, estoy demasiado cansada, me quedé más de lo debido entre paréntesis. Allá, aún detrás del vidrio que daba a la cornisa de la cual me arrojé para nadar en este aire-manta, todo tiene puntas, ángulos. Acá, en este aire-manta, en este río-papel, en esta siesta eterna todo son curvas, y pliegues, y pliegues. Yo misma sólo percibo mis pliegues, de piel, siempre de piel. Y vos en mis pliegues, y vos en mi piel.
No sos vos, no sos el que estoy viendo. Intuir eso, porque en este aire-manta nada se sabe y todo se intuye, no me impide saborearte.
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