Desnudarse para escribir o antes de escribir, o al escribir...la diferencia es el frío. Pero si se conservan las zapatillas y las medias quizá es distinto.
Hay algo que no está bien que no es el cuerpo. ¿Será el alma? Esa entidad ontológica intangible, ¿cómo someterla al proceso histórico que cambia todas las cosas?.
Lo que subyace en el living queridos míos, no es más que un sistema de palabras, todas francesas pero sin revolución. Y llamarlos aquí a esos Big men es un recurso para sentirme menos sola, y aunque sea un poquito respaldada por la utopía intelectual de un materialismo estructuralista que si bien fracasó es tan prolijo, tan ecléctico, tan encuentro de tantos otros Big men que dijeron tantas otras cosas desde un sufrimiento sartreano similar.
Si dijera a la noche, embebida de susto: "hay algo en mí que te aleja y te extraño tanto. A vos que tuviste nombre y piel. Mañana va a ser lo mismo, por más tiempo que dedique a soñar." estaría repitiendo frases usadas, vencidas. Y hoy que ya es mañana, porque el ayer fue constituido con papeles de colores me pregunto si quedaré desnuda al desatar los cordones de mis zapatillas.
Lo literal, lo literal, antes que esta catastrófica angustia.
También se ha dicho que mañana (por hoy) con las uñas rojas si es que la vida me alcanza o me atrapa, todo aquello puede suceder.
Hay tanto adentro que no quiere mencionarse.
Hay una ironía en una bandeja esperando ser descubierta.
Hay un sapo en un estómago que quiere convidar algo que perdió hace rato. ¿Qué será?
Y yo que estoy a mitad de camino hacia ningún lado, sé que esa última frase solapada dice más que las otras.
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