Saturday, October 14, 2006

Fiebre de sábado a la tarde

El agua en la pava para el mate hervía. La dejé hervir un rato largo. Quizá cuando llegue ya no quede agua. Y deba poner de nuevo el agua en la pava. Abrir la canilla, dejarla correr, dejarla correr.

Ya escribí estas palabras pero el agua no hervía, sino todo lo contrario. Y entonces había ciervos mirando, persianas, y vecinas. Pero ahora el agua hierve y de pronto la cocina está demasiado lejos.
Creo que tengo fiebre, es posible que tenga fiebre, y me quedaré en cama, esperando curarme para el martes, cuanto antes, para el deber que es deber y no espera.
Me curaré como sea, pero hoy el agua hierve y me voy a la cama. Me tapo con el acolchado aunque no haga frío.
Quiero jugar con rompecabezas, quiero que mamá me compre la revista billiken o anteojito, o mejor, chiquicosmik. Quiero mirar dibujos animados y no reirme, porque no puedo.

Y ahí estaban los ciervos mirando, mirando. Y yo cebaba mate frío, pero ahora el agua hierve y si cebo así el mate se va a quemar la yerba.
Mejor empezar de nuevo, tirar lo que quede del agua y volver a encender la hornalla. Mejor ni siquiera apagarla y llenar rápido la pava con agua nueva. Agua nueva.

Y ahí en el fondo hay dos o tres ideas, que tendrán su tiempo de espera prudencial. Ahí en el fondo hay dos o tres deseos que quizá nunca se verbalicen. Alguien podría pensar que no verbalizar los deseos es la única forma de que se cumplan. (no lo digas que sino no se cumplen) ¿o es al revés?
El deseo existe igual aunque no se diga, y se irá evaporando de a poco, hasta que no exista más.

Entonces mejor ir a la cocina de una vez por todas y llenar de nuevo la pava. Empezar a esperar nuevamente, hasta el momento justo antes de que hierva, cuando aún se pueda cebar el mate, cuando se pueda.

La espera, el mate, la pava, el agua que hierve, el deseo... ahora que veo todo escrito noto el lazo semántico mucho más claro. Pero entonces vuelvo a eso que fue escrito antes, a los ciervos, y al helecho, y no logro comprender qué relación existe. No logro entender qué pueden tener en común un montón de ciervos que miran, un mate frío y un helecho seco. De todos modos la sensación es la misma, me voy a la cama a dormir la fiebre.

1 comment:

Gabriel said...

muy lindo sabriii, muy lindo esto.