Sobrevendrá finalmente el tiempo de la tormenta. Las deshoras acuciantes y la espiral infinita.
Escribir con pluma te obliga al barroco. Alogo trágico hay en la fluidez de la tinta.
Si te encuentran escribiendo no se sorprenderán. Es legítimo escribir, sostener en las manos la pluma y la mano misma sostenida por el papel. Este a su vez es sostenido or la mesa. Y así el piso hasta la eternidad sustantiva sin chiva que se obstina en esconderse allí.
Alcanzarán las palabras ese espacio inseguro de verborragia sin límites. La forma por la forma misma ¿y el contenido? Es algo tan gris, tan nauseabundo, que mejor no nombrarlo siquiera. Menos tocarlo. Lo de adentro, adentro corazón de melón.
Se hace tarde ahora, aún sin tiempo. Y no quiero que te quedes mirándome sin comprender. Lo inaudito debe aceptarse como es dado, sin recaudos. Habrá tiempo mañana para lamentarse, para notar la tinta en la mano e intuir que algo fue dicho.
Ahora descansemos amor, por el cansancio futuro. Ahora disfrutemos de este último sol que casi se apaga, ahora resignémonos a lo efímero, que mañana será el lugar del para siempre.
Y contar los minutos que ahora se escapan, que mañana se estancan, que ayer ya no existen.
Un abrazo estaría bien, tal vez también un beso...
Sino habrá sustratos oníricos aptos para celíacos.
Ahora descansemos sin tinta.
4 comments:
tinta roja en el gris del ayer.
Muy lindo Helene, cuánta expresión bendita mujer...
Ando necesitando un abrazo.
¡abrazo de grupo!
ABRACHOOOOOOOOOOOOOO!!! jeje
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