Que pueda,
Gloriosa muerte,
hundirme en tus brazos
sin más postergaciones
¡Oh dulce esperanza!
Que nadie encuentre mi cuerpo
que nadie me nombre
que tu abrazo provoque
la súbita inexistencia
que subsume todo tiempo pasado y fut.....
Y no despertar
entregar la última palabra
en un papel blaco, blanco
que logre sumergirme
en esa otra nada.
Tan distinta a esta nada
de lágrimas
que nacen sepradas
y luego de enfriarse
se unen tas mi cuello
horrible horca.
La impostergable demencia, escondida bajo la mugre, bajo esos mile de cabellos ovillados en la alfombra.
No alcanzarán paredes
para calmar mi hastío
esta epidemia de mí misma.
Deshacerme
efervecente
y ser tragada.
Mil perfumes confundidos
una piel escamosa
quesevacayendo,quesevacayendo.
Luciré mis huesos
al calor de un sol
lejano
queseapaga,queseapaga.
..........................................................................................NO HAY MÁS QUE AQUÍ
la máscara estará colgada de la puerta siempre impecable, siempre lista.
la debilidad es sonrisa para no encender la alarma. Nadie debe molestarse cuando me vaya.
La ira es siempre movimiento.
...............................El movimiento es vida.
...Ira, no te dejaré entrar.
...................................................FIBRAS_HOJAS_AMARILLASENOTOÑO
....................................................ESA NIÑA QUE TE PARTE EL ALMA.
Tus labios,
si supieran los míos nombrar el MIEDO (M-I-E-D-O)
tal vez tus labios no son más que otra ilusión.
Dejarse caer
...........como quien se deja caer
..................................................C
.....................................................A
..........................................................E
..............................................................R
Wednesday, May 30, 2007
Saturday, May 19, 2007
Moho
El nudo, el nudo
ganas de no estar.
pasarán las gotas
de ese tiempo mohoso
y persistirá aún
la sensación de hartazgo
detrás de la nuca.
El temblor que previene
la caída de las horas
abriga los miembros
de los deshauciados.
Y ahora que tiemblas
como nunca antes,
aparentas los bordes
parcialmente definidos,
los contornos borrados
de tu inseguridad.
Esos ojos malditos
Los tuyos
que me vieron.
La palabra que no debió ser dicha, fue puesta en el papel sin contornos anteriormente mencionados. Desgraciadamente se sonrió, se creyó, se quiso creer. Desgraciadamente fue dicha la palabra, pero la dicha, la dicha, no se hizo presente. Jugar con las palabras, que se dicen y no, es tan sencillo. Cuando las palabras juegan con uno comienza la muerte.
La mano decrépita
sobre tu hombro izquierdo.
La muerte que te acaricia
que te atrae
que te llama.
Las manchas oscuras
los dedos en huesos.
El frío, el frío
bajando por tu espalda.
El muro cubierto
de extrañas inscripciones.
La sangre derramada
sin nombre, sin rostro.
El estómago atento
a las circunstancias.
No habrá ocasión
digna de llanto.
Esa boca, esa maldita boca.
que dice palabras, que dice silencios, que besa, que no besa, que come y escupe, que se cierra y se abre, que calla demasiado, que habla tonterías, que grita, que muerde, que existe.
No se sabrá nunca
si valió la pena.
Se sospechará que no
o que sí, que es lo mismo.
No se sabrá nunca
si pudo hacerse algo
si había opciones.... opciones...opciones....opciones.
Elegir el sueño
por sobre la vigilia
donde soy y no soy
donde me desplazo
como flotando
cerca del suelo
donde te veo y me ves
donde te toco y me quedo
donde te abrazo y si lloro
lloro y despierto.
Elegir el sueño
sin elegirte.
La costumbre, la maldita costumbre.
Y el deseo desesperante
que clama que esta angustia perenne
no sea cierta.
No hay ya preguntas, solo un vacío amargo y la terrible certeza del desvanecimiento paulatino. Mañana un poco, y otro poco después. Limpiarme, limpiarme. Hacia allí, donde siempre. Volver al abrigo, correr y zambullirme, flotar sin moverme, cubierta, cubierta. Maldita certeza, que de tan cierta, la cuestiono, dudo de ella, y al dudar, vuelvo a creer que quizá no sea cierta, vuelvo a equivocarme, y por supuesto, a sufrir.
ganas de no estar.
pasarán las gotas
de ese tiempo mohoso
y persistirá aún
la sensación de hartazgo
detrás de la nuca.
El temblor que previene
la caída de las horas
abriga los miembros
de los deshauciados.
Y ahora que tiemblas
como nunca antes,
aparentas los bordes
parcialmente definidos,
los contornos borrados
de tu inseguridad.
Esos ojos malditos
Los tuyos
que me vieron.
La palabra que no debió ser dicha, fue puesta en el papel sin contornos anteriormente mencionados. Desgraciadamente se sonrió, se creyó, se quiso creer. Desgraciadamente fue dicha la palabra, pero la dicha, la dicha, no se hizo presente. Jugar con las palabras, que se dicen y no, es tan sencillo. Cuando las palabras juegan con uno comienza la muerte.
La mano decrépita
sobre tu hombro izquierdo.
La muerte que te acaricia
que te atrae
que te llama.
Las manchas oscuras
los dedos en huesos.
El frío, el frío
bajando por tu espalda.
El muro cubierto
de extrañas inscripciones.
La sangre derramada
sin nombre, sin rostro.
El estómago atento
a las circunstancias.
No habrá ocasión
digna de llanto.
Esa boca, esa maldita boca.
que dice palabras, que dice silencios, que besa, que no besa, que come y escupe, que se cierra y se abre, que calla demasiado, que habla tonterías, que grita, que muerde, que existe.
No se sabrá nunca
si valió la pena.
Se sospechará que no
o que sí, que es lo mismo.
No se sabrá nunca
si pudo hacerse algo
si había opciones.... opciones...opciones....opciones.
Elegir el sueño
por sobre la vigilia
donde soy y no soy
donde me desplazo
como flotando
cerca del suelo
donde te veo y me ves
donde te toco y me quedo
donde te abrazo y si lloro
lloro y despierto.
Elegir el sueño
sin elegirte.
La costumbre, la maldita costumbre.
Y el deseo desesperante
que clama que esta angustia perenne
no sea cierta.
No hay ya preguntas, solo un vacío amargo y la terrible certeza del desvanecimiento paulatino. Mañana un poco, y otro poco después. Limpiarme, limpiarme. Hacia allí, donde siempre. Volver al abrigo, correr y zambullirme, flotar sin moverme, cubierta, cubierta. Maldita certeza, que de tan cierta, la cuestiono, dudo de ella, y al dudar, vuelvo a creer que quizá no sea cierta, vuelvo a equivocarme, y por supuesto, a sufrir.
Friday, May 11, 2007
Little Johnny is growing up. Poor Johnny
Johnny se repetía una y otra vez que no era a él que le hablaban. Pero no llegaba a comprenderlo del todo.
Ahí iba de nuevo, ante el "alguien puede traerme...." siempre Johnny.
No, no es a vos chiquito que te están hablando. Quedáte quieto, asumí el silencio, no levantes la mano para opinar de lo que no te importa sólo para no incomodar al sujeto del micrófono o de la batuta.
Ay Dios, querido Johnny, la vida podría resultarte tanto más simple si la dejaras pasar. No hay que aplaudir los espectáculos que te repugnan, no hay que quedarse sentado hasta el final por respeto, a veces, y esto te lo digo palmeándote el hombro porque sé que te va a doler, la mayoría de las veces, no importa lo que hagas, o que existas.
Sí, entiendo tu súbito palidecimiento, también comprendo tu silencio en los ojos. Ahora no me estás escuchando y deambulás por esos oscuros pasillos adentro tuyo cuestionándote esta necesidad de ser necesitado que te lleva a sentirte responsable de satisfacer cualquier necesidad que surja. Te espero hasta que vuelvas.
(Tarareo mientras tanto un tanguito para hacer tiempo)
Ahora que volviste te sigo diciendo, no todo tiene que ver con vos. Ahora quiero decirte otra cosa. No creas en eso de lo cósmico, del mensaje constante. A veces la vida pasa sin querer decir nada, a veces está bien seguir camino sin aprender. Con esa terrible manía que tenés de personalizar todas las situaciones, de hacerte cargo, ahí estás, bajo un peso inentendible, cuando sería más simple dejarte caer, escuchar la música que pone la vecina de arriba y no pensar.
Johnny, tu tiempo, y en esto aún no me animo a generalizar, es cíclico. Mayo, mayo, mayo, no se notan las diferencias de cosechas. Podrías ser cuidadoso y revisar tus anotaciones y darte cuenta de que sobredimensionás tanto cada situación, con el afán de renarrarlas, que .... no sé cómo decírtelo así que te lo digo así, te jodés la vida.
Jonny, Johnny, nadie te mira la mayor parte del tiempo, nadie mira a nadie en general. Y está bien, porque cada uno se mira a sí mismo, de algún modo insólito. Será el postmodernismo, será el fucking capitalismo, será culpa de Bush, como todo, pero es así, sin importar la causa.
No intentes interpretar tus propias palabras siquiera, no serías objetivo. Dejalo ser, pero en serio. Dejalo ser. Eso, que no es nada, va a suceder con o sin vos. La nada sucede, ocurre sin mediación, y la nada es el único absoluto, la única certeza. Dejate caer en la masa informe, en la incompletitud. Permití que suceda y no creas, sobre todo no creas, que debés hacer algo. Quedate sentado que nadie va a darse cuenta de que te dormiste un rato. Y al final decidí si querés aplaudir, para pasar desapercibido, o para que te noten como público atento.
Ahí iba de nuevo, ante el "alguien puede traerme...." siempre Johnny.
No, no es a vos chiquito que te están hablando. Quedáte quieto, asumí el silencio, no levantes la mano para opinar de lo que no te importa sólo para no incomodar al sujeto del micrófono o de la batuta.
Ay Dios, querido Johnny, la vida podría resultarte tanto más simple si la dejaras pasar. No hay que aplaudir los espectáculos que te repugnan, no hay que quedarse sentado hasta el final por respeto, a veces, y esto te lo digo palmeándote el hombro porque sé que te va a doler, la mayoría de las veces, no importa lo que hagas, o que existas.
Sí, entiendo tu súbito palidecimiento, también comprendo tu silencio en los ojos. Ahora no me estás escuchando y deambulás por esos oscuros pasillos adentro tuyo cuestionándote esta necesidad de ser necesitado que te lleva a sentirte responsable de satisfacer cualquier necesidad que surja. Te espero hasta que vuelvas.
(Tarareo mientras tanto un tanguito para hacer tiempo)
Ahora que volviste te sigo diciendo, no todo tiene que ver con vos. Ahora quiero decirte otra cosa. No creas en eso de lo cósmico, del mensaje constante. A veces la vida pasa sin querer decir nada, a veces está bien seguir camino sin aprender. Con esa terrible manía que tenés de personalizar todas las situaciones, de hacerte cargo, ahí estás, bajo un peso inentendible, cuando sería más simple dejarte caer, escuchar la música que pone la vecina de arriba y no pensar.
Johnny, tu tiempo, y en esto aún no me animo a generalizar, es cíclico. Mayo, mayo, mayo, no se notan las diferencias de cosechas. Podrías ser cuidadoso y revisar tus anotaciones y darte cuenta de que sobredimensionás tanto cada situación, con el afán de renarrarlas, que .... no sé cómo decírtelo así que te lo digo así, te jodés la vida.
Jonny, Johnny, nadie te mira la mayor parte del tiempo, nadie mira a nadie en general. Y está bien, porque cada uno se mira a sí mismo, de algún modo insólito. Será el postmodernismo, será el fucking capitalismo, será culpa de Bush, como todo, pero es así, sin importar la causa.
No intentes interpretar tus propias palabras siquiera, no serías objetivo. Dejalo ser, pero en serio. Dejalo ser. Eso, que no es nada, va a suceder con o sin vos. La nada sucede, ocurre sin mediación, y la nada es el único absoluto, la única certeza. Dejate caer en la masa informe, en la incompletitud. Permití que suceda y no creas, sobre todo no creas, que debés hacer algo. Quedate sentado que nadie va a darse cuenta de que te dormiste un rato. Y al final decidí si querés aplaudir, para pasar desapercibido, o para que te noten como público atento.
Wednesday, May 09, 2007
Sangre membrillo
El dulce de membrillo que corría por sus venas le dificultaba la motricidad.
Decidió, pues, descansar en aquel banco verde inclinado.
Abría y cerraba sus puños, casi como un autómata. Las uñas ennegrecidas demasiado largas impedían cerrarlo por completo.
El banco estaba inclinado, pero quieto.
Un viento frío golpeaba su nuca desnuda. ¡Cómo deseaba tener una bufanda!
El servicio meteorológico no sirve para nada, pero qué hermosa fotografía de una tormenta eléctrica había podido disfrutar, mientras se abrigaba con casi nada, casi todo, para salir a sufrir.
Un café, un café, un café, cuántos van.
Mejor despegarse del banco, mejor seguir caminando.
Ya estuvo bien de café, igual el sueño es mucho.
Mejor seguir caminando.
El dulce de membrillo, ahí en las venas, demasiado frío, casi congelado. ¿Por qué esta condena de carecer de sangre líquida? Quizá con el viento helado sería algo parecido, pero sería sangre, sangre, no esta maldita dulzura diabética que atraía a tantas moscas a su alrededor con cada pequeño corte insignificante.
Las uñas negras, las uñas negras, será el café seguramente.
Los hombres que tienen sangre de membrillo no parpadean, nunca, ¡si lo sabré yo! Lo que sucede es que en general uno no se fija en eso. Demasiado pendiente está de otras cosas para fijarse en el parpadeo, a menos que moleste por exceso. La carencia de apertura y cierre de párpados no llama la atención. Como casi todas las carencias. La opulencia, lo mucho sí llama la atención, interviene con lo preestablecido, supera el techo, y, ergo, molesta. Lo poco, lo que está casi por debajo del suelo, se oculta.
Cuando sopla el viento frío, como soplaba esa tarde, la carencia de parpadeo es realmente una complicación. Ojalá que llueva, (como diría Rodrigo) pero para mojarle los ojos. Chiquita se le volvió la pupila, de tanta luz sin nubes.
Igualmente ahí estaba la solución, como siempre al alcance de la mano. Y era más bien al revés, la mano debía alcanzar al ojo, uñas ennegrecidas mediante, y arrancarlo prolijamente.
Entonces se evacuaría el membrillo, como un torrente. Podrían decorarse facturas o terminar pastafrolas. Podría entonces caminar más ligero, chocándose claro está con cada obstáculo. Podría también, seguir así, como hasta ahora.
Decidió, pues, descansar en aquel banco verde inclinado.
Abría y cerraba sus puños, casi como un autómata. Las uñas ennegrecidas demasiado largas impedían cerrarlo por completo.
El banco estaba inclinado, pero quieto.
Un viento frío golpeaba su nuca desnuda. ¡Cómo deseaba tener una bufanda!
El servicio meteorológico no sirve para nada, pero qué hermosa fotografía de una tormenta eléctrica había podido disfrutar, mientras se abrigaba con casi nada, casi todo, para salir a sufrir.
Un café, un café, un café, cuántos van.
Mejor despegarse del banco, mejor seguir caminando.
Ya estuvo bien de café, igual el sueño es mucho.
Mejor seguir caminando.
El dulce de membrillo, ahí en las venas, demasiado frío, casi congelado. ¿Por qué esta condena de carecer de sangre líquida? Quizá con el viento helado sería algo parecido, pero sería sangre, sangre, no esta maldita dulzura diabética que atraía a tantas moscas a su alrededor con cada pequeño corte insignificante.
Las uñas negras, las uñas negras, será el café seguramente.
Los hombres que tienen sangre de membrillo no parpadean, nunca, ¡si lo sabré yo! Lo que sucede es que en general uno no se fija en eso. Demasiado pendiente está de otras cosas para fijarse en el parpadeo, a menos que moleste por exceso. La carencia de apertura y cierre de párpados no llama la atención. Como casi todas las carencias. La opulencia, lo mucho sí llama la atención, interviene con lo preestablecido, supera el techo, y, ergo, molesta. Lo poco, lo que está casi por debajo del suelo, se oculta.
Cuando sopla el viento frío, como soplaba esa tarde, la carencia de parpadeo es realmente una complicación. Ojalá que llueva, (como diría Rodrigo) pero para mojarle los ojos. Chiquita se le volvió la pupila, de tanta luz sin nubes.
Igualmente ahí estaba la solución, como siempre al alcance de la mano. Y era más bien al revés, la mano debía alcanzar al ojo, uñas ennegrecidas mediante, y arrancarlo prolijamente.
Entonces se evacuaría el membrillo, como un torrente. Podrían decorarse facturas o terminar pastafrolas. Podría entonces caminar más ligero, chocándose claro está con cada obstáculo. Podría también, seguir así, como hasta ahora.
Tuesday, May 01, 2007
Llamar al Shamán
(El largo camino de la Ayahuasca)
Volver al valle,
que tus manos, vuelvan a recorrerme.
Que me cures, que me deje curar.
Que tus brujerías me lleven
de esta soledad insólita, indómita.
Que atravieses mis muros
de alquitrán.
Volver al vómito
como una adicción.
Y me salvarás
de mis propias resacas.
Desafiarás las fronteras
de mi entendimiento.
Estarás ahí, estarás ahí.
Me cansaré de esto,
no tendré más fuerzas.
Para seguir pretendiendo
que vivo, que voy.
Cuando me caiga y duela
veré el bosque oscuro,
como lo veo ahora,
y aunque siga caminando
en cualquier dirección,
te sabré en algún lugar
y no me asfixiaré con mi noche,
no moriré, no moriré,
no me dejarás morir.
Fumarás mis temores,
escupirás mi infancia,
enterrarás bajo mil piedras
todas mis heridas.
Seré yo la ofrenda
de mi propio sacrificio,
vos oficiarás el rito
de mi curación.
Y si muero,
si muero.
Llevame.
Volver al valle,
que tus manos, vuelvan a recorrerme.
Que me cures, que me deje curar.
Que tus brujerías me lleven
de esta soledad insólita, indómita.
Que atravieses mis muros
de alquitrán.
Volver al vómito
como una adicción.
Y me salvarás
de mis propias resacas.
Desafiarás las fronteras
de mi entendimiento.
Estarás ahí, estarás ahí.
Me cansaré de esto,
no tendré más fuerzas.
Para seguir pretendiendo
que vivo, que voy.
Cuando me caiga y duela
veré el bosque oscuro,
como lo veo ahora,
y aunque siga caminando
en cualquier dirección,
te sabré en algún lugar
y no me asfixiaré con mi noche,
no moriré, no moriré,
no me dejarás morir.
Fumarás mis temores,
escupirás mi infancia,
enterrarás bajo mil piedras
todas mis heridas.
Seré yo la ofrenda
de mi propio sacrificio,
vos oficiarás el rito
de mi curación.
Y si muero,
si muero.
Llevame.
Que escriban en vez varias oraciones un textito corto
Vi su boca que no era la mía, y no necesité música para escribir mi angustia.
Vi las fechas impresas, el tiempo determinado.
Vi los márgenes estrictos.
Me descubrí lejana.
Te vi enmascarado de niebla, como queriendo verme así, a la deriva.
Te vi disimulando la falta de vértigo, frente a los moretones de mi última caída.
Te presentí como otra muerte que confundí con vida.
Te confundí con aromas impregnados antaño en mi cuerpo, con caricias escasas que no fueron tuyas nunca, ni tampoco mías.
Aceptar el nuevo estímulo, lo visual, lo verbal.
Restringir lo táctil que se vivió, lo olfativo que no olvido.
No gustarte jamás, no gustarte (no oírte, no olerte, no tocarte)
Verte ajeno, propio de tantas otras y no mío.
Convertirme en ausencia, en un mientras tanto.
Desmentir la nostalgia de lo que nunca se tuvo.
Despedirte de una vez por todas, como se esperaba.
Quizá ahora sí se requiera esa música para ocultar el llanto.
Vi las fechas impresas, el tiempo determinado.
Vi los márgenes estrictos.
Me descubrí lejana.
Te vi enmascarado de niebla, como queriendo verme así, a la deriva.
Te vi disimulando la falta de vértigo, frente a los moretones de mi última caída.
Te presentí como otra muerte que confundí con vida.
Te confundí con aromas impregnados antaño en mi cuerpo, con caricias escasas que no fueron tuyas nunca, ni tampoco mías.
Aceptar el nuevo estímulo, lo visual, lo verbal.
Restringir lo táctil que se vivió, lo olfativo que no olvido.
No gustarte jamás, no gustarte (no oírte, no olerte, no tocarte)
Verte ajeno, propio de tantas otras y no mío.
Convertirme en ausencia, en un mientras tanto.
Desmentir la nostalgia de lo que nunca se tuvo.
Despedirte de una vez por todas, como se esperaba.
Quizá ahora sí se requiera esa música para ocultar el llanto.
Vaho
Crece el flequillo y tapa los ojos.
El ciclo se reinicia inmutable.
Estornudar es un alivio,
cuando la nada te envuelve.
Tengo tan cerrados los oídos
que la casualidad se oscurece.
Mientras se pueda
respirar,
respiraré.
Poco a poco el agua
llegará sin llevarme
a ningún lado.
La mugre por doquier
reaparece constante..................constante.
Sólo ella constante................constante.
Malditas las recurrencias,
los espacios imitados.
Malditas las coincidencias
estas historias inenarrables
y reiteradas.
Las cruces colgarán de tu pared
aún cuando te hayas ido.
Ese vacío te espera
en un punto secreto del mapa.
No habrá necesidad de empacar swéteres.
Todo será un vaho inconsistente en ese vacío tedioso que te aguarda.
Pediste auxilio,
por última vez,
a quien no correspondía.
Allí quedó tu botella,
arrojada al mar,
con restos de vino.
Escapa cuando creas
que entendiste todo.
La vorágine insólita
se desatará
en cuanto parpadees.
Sólo quedará el agua turbia
en tu garganta.
No podrás gritar entonces.
Debería arrancar el mes del calendario (estará húmedo y tibio), permitir al tiempo seguir su curso, su cauce, y yo con él.
El tiempo
.................la nada
..............................la angustia,
.................................................la muerte,
...................................................................y la terrible certeza......................del desamparo.
Siempre estará allí
esa amarga melodía
para recordarte que..... eso mismo, precisamente E-S-O.
Hoy no quiero nombrarte.
El ciclo se reinicia inmutable.
Estornudar es un alivio,
cuando la nada te envuelve.
Tengo tan cerrados los oídos
que la casualidad se oscurece.
Mientras se pueda
respirar,
respiraré.
Poco a poco el agua
llegará sin llevarme
a ningún lado.
La mugre por doquier
reaparece constante..................constante.
Sólo ella constante................constante.
Malditas las recurrencias,
los espacios imitados.
Malditas las coincidencias
estas historias inenarrables
y reiteradas.
Las cruces colgarán de tu pared
aún cuando te hayas ido.
Ese vacío te espera
en un punto secreto del mapa.
No habrá necesidad de empacar swéteres.
Todo será un vaho inconsistente en ese vacío tedioso que te aguarda.
Pediste auxilio,
por última vez,
a quien no correspondía.
Allí quedó tu botella,
arrojada al mar,
con restos de vino.
Escapa cuando creas
que entendiste todo.
La vorágine insólita
se desatará
en cuanto parpadees.
Sólo quedará el agua turbia
en tu garganta.
No podrás gritar entonces.
Debería arrancar el mes del calendario (estará húmedo y tibio), permitir al tiempo seguir su curso, su cauce, y yo con él.
El tiempo
.................la nada
..............................la angustia,
.................................................la muerte,
...................................................................y la terrible certeza......................del desamparo.
Siempre estará allí
esa amarga melodía
para recordarte que..... eso mismo, precisamente E-S-O.
Hoy no quiero nombrarte.
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