(El largo camino de la Ayahuasca)
Volver al valle,
que tus manos, vuelvan a recorrerme.
Que me cures, que me deje curar.
Que tus brujerías me lleven
de esta soledad insólita, indómita.
Que atravieses mis muros
de alquitrán.
Volver al vómito
como una adicción.
Y me salvarás
de mis propias resacas.
Desafiarás las fronteras
de mi entendimiento.
Estarás ahí, estarás ahí.
Me cansaré de esto,
no tendré más fuerzas.
Para seguir pretendiendo
que vivo, que voy.
Cuando me caiga y duela
veré el bosque oscuro,
como lo veo ahora,
y aunque siga caminando
en cualquier dirección,
te sabré en algún lugar
y no me asfixiaré con mi noche,
no moriré, no moriré,
no me dejarás morir.
Fumarás mis temores,
escupirás mi infancia,
enterrarás bajo mil piedras
todas mis heridas.
Seré yo la ofrenda
de mi propio sacrificio,
vos oficiarás el rito
de mi curación.
Y si muero,
si muero.
Llevame.
1 comment:
Helene,
Estuve leyendo algunos de tus últimos textos, y encuentro aquí una forma de escribir la cual comparto y también trato de producir. A mi criterio, los textos sugieren una idea explícita, pero que a su vez dejan que el mismo lector la interprete y mastique a su cantar.
Este último me dio una sensación de congoja, así como un par de lágrimas en silencio.
Quiero más.
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