Saturday, May 19, 2007

Moho

El nudo, el nudo
ganas de no estar.
pasarán las gotas
de ese tiempo mohoso
y persistirá aún
la sensación de hartazgo
detrás de la nuca.

El temblor que previene
la caída de las horas
abriga los miembros
de los deshauciados.
Y ahora que tiemblas
como nunca antes,
aparentas los bordes
parcialmente definidos,
los contornos borrados
de tu inseguridad.

Esos ojos malditos
Los tuyos
que me vieron.

La palabra que no debió ser dicha, fue puesta en el papel sin contornos anteriormente mencionados. Desgraciadamente se sonrió, se creyó, se quiso creer. Desgraciadamente fue dicha la palabra, pero la dicha, la dicha, no se hizo presente. Jugar con las palabras, que se dicen y no, es tan sencillo. Cuando las palabras juegan con uno comienza la muerte.

La mano decrépita
sobre tu hombro izquierdo.
La muerte que te acaricia
que te atrae
que te llama.
Las manchas oscuras
los dedos en huesos.
El frío, el frío
bajando por tu espalda.

El muro cubierto
de extrañas inscripciones.
La sangre derramada
sin nombre, sin rostro.
El estómago atento
a las circunstancias.
No habrá ocasión
digna de llanto.

Esa boca, esa maldita boca.

que dice palabras, que dice silencios, que besa, que no besa, que come y escupe, que se cierra y se abre, que calla demasiado, que habla tonterías, que grita, que muerde, que existe.

No se sabrá nunca
si valió la pena.
Se sospechará que no
o que sí, que es lo mismo.
No se sabrá nunca
si pudo hacerse algo
si había opciones.... opciones...opciones....opciones.

Elegir el sueño
por sobre la vigilia
donde soy y no soy
donde me desplazo
como flotando
cerca del suelo
donde te veo y me ves
donde te toco y me quedo
donde te abrazo y si lloro
lloro y despierto.
Elegir el sueño
sin elegirte.

La costumbre, la maldita costumbre.
Y el deseo desesperante
que clama que esta angustia perenne
no sea cierta.

No hay ya preguntas, solo un vacío amargo y la terrible certeza del desvanecimiento paulatino. Mañana un poco, y otro poco después. Limpiarme, limpiarme. Hacia allí, donde siempre. Volver al abrigo, correr y zambullirme, flotar sin moverme, cubierta, cubierta. Maldita certeza, que de tan cierta, la cuestiono, dudo de ella, y al dudar, vuelvo a creer que quizá no sea cierta, vuelvo a equivocarme, y por supuesto, a sufrir.

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