Tuesday, September 25, 2007

Una cholula de noche

Gracias Juampi Galimberti, por los city tours en los pasillos de la fama argentos.


A ella, la Cholula, le pareció haberse quedado dormida con la tele encendida. Sí, debió ser eso. Y se soñó adentro, había que agacharse un poco para entrar en el 14 pulgadas de su cuarto.
¿Quién iba a decir que los famosos se quedaban ahí toda la noche? Y ahí estaban, con su vasito de cerveza, ofreciendo fósforitos y chips de jamón y queso. Ahí estaban acercando a sus comisuras risueñas, perfectas, conocidas, esas servilletas de papel. Ahí estaban bailando descontrolados al ritmo del Reggeaton.
La Cholula sabía que si los sentía parientes eran famosos. Ése de allá, estuvo en las telenovelas de Andrea del Boca. Aquel otro con Solita Silveyra. ¿Esa siempre hizo de mala? No, no, alguuuuuna que ooooootra vez hizo de buena.
Trencito, trencito. La Cholula no lo puede creer. Ahora entiende que su inclinación al carnaval carioca le viene de la tele, como le vino siempre todo. La Cholula se queda paralizada, no puede comer, ni moverse, no puede sumarse al trencito, que evidentemente termina en el baño.
La empujan a la Cholula, ¡un famoso! Ese mismo que minutos antes aplaudió, casi casi de pie. Le pide perdón, ella a él, y él a ella, lógico. La Cholula no-lo-puede-creer. Arturo Bonin, no García Satur, le sirvió Coca Light, y a ella casi se le cae el vaso.

Hay que bailar Cholula, para que no se note, hay que mover el bumbumbún, hay que convertir el traste en un bombón asesino, para que no se note lo tonta que estás, si hasta te tiemblan las piernas, Cholula, y ya te olvidaste que estabas dormida. Es que los sueños lindos parecen tan reales, o las cosas reales tan bizarras parecen sueños, mmmmmm, no sé bien.

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