El sol hace dos días que no está. Y mis ojos están igual que las ventanillas del colectivo. Se empañan y chorrean gotas anónimas.
Cuando no se puede mirar para afuera no hay otra que mirar para adentro.
Respirá hondo Macondo.
Y aunque Mario crea que mañana saldrá el sol en la esquina de mi casa, en la puerta sigue y seguirá lloviendo.
Si solo pudiera sentarme un ratito y llorar tranquila, sin tener que correr.
O si pudiera correr contenta sin querer llorar.
Si pudiera no querer por completo, o querer exactamente lo contrario a lo que quiero, estaría bien. Porque la puta vida solo te da lo contrario, lo opuesto, lo inverso Alicia del Espejo. Eso te da. Entonces es un ejercicio de voluntad, convencerse de lo contrario. Y no hablo de mentirse. Sino verdaderamente desear lo opuesto, a tal punto que cuando la felicidad se nos aproxime tenga sabor a frustración, a fracaso.
Y ser infeliz con el triunfo, pero triunfar limpiamente. O ni siquiera triunfar, sino estar un poquito menos sola.
Entonces me esforzaré, a pesar de la falta de sol, en querer eso mismo, o mejor dicho todo lo contrario.
Querer exactamente lo que no quiero. Pura psicología inversa.
Y en el peor de los casos, cuando llegue lo que sea que el futuro nos depare, ya no sabremos bien qué era lo mejor, qué queríamos. No tendremos más opción que conformarnos. Quizá eso sea lo que hace que tanta gente olvide sus sueños. O quizá solo sea que simplemente no duermen, porque siguen corriendo.
1 comment:
descubrí tu paginita.
algún día te voy a editar, mi querida docente. algún día.
o como pocó les diseñaré la tapa... o como menos las compraré.
pero van a estar ahí.
hasta entonces,
fre.
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