Saturday, March 24, 2007

Ironía Ying-Yang

Cuando es noche, y la oscuridad nos abraza, la luz de las profundidades infinitas atraviesa el suelo para iluminar esos breves resquicios de los que se cuelgan los ojos (con las pupilas anchas) y la luna menguada de frío.

Cuando el día sobreviene, la luz cae como lluvia sobre nuestros hombros, y entre nuestros pies y la nada crece la sombra.

Quizá lo único real y completo sean las nubes, esas tímidas mantas grisáceas que se ciernen sobre una sin permiso, esa asfixia primaria, esa sopa en la cara. Es casi como el mar, es casi como el mar.
En el fondo del océano no hay sombras.

1 comment:

Gabriel said...

muy bueno sabri, me gusta. entraré más seguido.