Lo siguiente fue extraído de un diario de Sonia, más bien un cuaderno que encontré por ahí, de esos que ella no quiere que sean vistos.
"7:20 a.m
Odio escribir en este cuaderno.
Fue un sábado difícil. Amanecí con una jaqueca importante.
(Mejor no dejar un renglón entre frase y frase)
Tomé los analgésicos más fuertes que encontré y fueron "suficientes".
Vos estuviste ahí, desde siempre. Mañana no te voy a buscar, hoy sólo fue una triste debilidad. Es un atrevimiento de mi parte culparte de mi angustia.
Hoy pesan tantas cosas en el caos de mi día.
Quizá te escriba algo.
Nunca entendiste nada, que no te hablaba a vos, que me hablaba a mí, que te pedía que simplemente asistieras en silencio a una manifestación que no te correspondía.
7:30 a.m
No quiero dormir. Estoy borracha todavía. Y sigo odiando el renglón azul y finito que constriñe las palabras.
Irme, ¿dónde?.
Irme, ¿Dónde?
Donde el pasado no pueda encontrarme. Donde el futuro no intente sorprenderme. Donde el presente no presuponga más riesgos. ¿Dónde?
Pasado mañana, Dear Sonia, te subirás a ese colectivo que te llevará lejos tuyo, y sobre todo de Bruno.
No te buscaré Bruno, en las cornisas. No me arriesgaré a caer.
No te lloraré hoy en mi almohada.
Los ratones se siguen moviendo bajo los muebles. Y a pesar de que los sé muertos, los oigo moverse.
Subirán por mis cabellos y me despertarán cuando sueñe con vos.
Quizá sea mejor.
La mugre-mujer de atrás de mi cama soy yo misma.
Soy un cúmulo de pelusas.
7:43 am.
Quiero quedarme en la cama por siempre.
Irme a mi hundura sin placebos.
14:26 p.m.
Sigo girando hacia el sudeste.
Hegel Niezchte y Marx, ¿Llorarían con hipo?
La náusea debe estar escondida por ahí en alguna repisa, debería buscarla.
14:37 p.m.
Percibo el café que se acerca.
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