Tuesday, February 13, 2007

Esta terrible manía de recordar. Cuando la amnesia es siempre la mejor opción. El verano que se aferra a los bordes de tu pollera, el tiempo, siempre el tiempo.

"¿Verdad mami que algún día no tendré miedo de vivir?" preguntó ingenua la niña.
Su madre bajó la mirada de la mesa al suelo.
Un silencio frío las abrazó a las dos.

Friday, February 09, 2007

Greco-romana

Sobre los mares
de ningún lugar
ella se mecía
sin ritmo

Desvergonzada pitonisa
hablas lenguas extrañas
para atraer a tus víctimas
y luego callas, callas
nadie comprenderá tu silencio.

Mirarme al espejo
y no verme
acariciar mi codo izquierdo
y sentirlo ajeno
quizá debería ponerle un nombre

Allá en la noche
cuando los ciervos agucen
sus miradas inquisidoras
despertarás agitada
sin saber de dónde has huído.
Entonces será tiempo
de preguntas
entonces será tiempo
de ausencias.

Wednesday, February 07, 2007

Ojos y luces

Sé que voy a llegar tarde. El subte está repleto y es verano. Debí salir antes y tomar un colectivo. Debí subir a otro vagón.

Apurarme, que no me agarre la puerta. No soy el Increíble Hulk.

El subte en su hedor habla de distancias y banalidades.
Quizá no llegue tan tarde.

Me deslizo en la espera inocua en las sillas de la sala dispuesta para tal fin. Luego será la pesada anestesia y los párpados simularán hinchazón a mi cerebro.

El porsiacaso es una paparruchada que nos quita mucho tiempo, y quizá haya llegado tarde sin darme cuenta.

Pensar en otra cosa, en vos quizá, un poco más atrás de la luz azul.

16, lo que se esperaba.

La luz azul se va y mis lágrimas serán irremediablemente amarillas.

Pienso en vos más allá de la luz blanca del día que se emperra en quedarse en la esquina.
Vuelvo al subte, ahora hay más gente aún.

No pienso en nada.

Tuesday, February 06, 2007

Pequeña utopía

En el mundo del tal vez nada es seguro.
Mejor aferrarse a lo breve, a lo chiquito.
¡Ojo! Cuidado con sobredimensionarlo. Es el teterno peligro de los buscadores de inmutables realidades.

La palabra urgente que no debe ser dicha se te escapará de los labios cuando estés dormido y el barroco esperanto nos abrazará de pronto.
Esa maldita tendencia al guión cinematográfico.

Mañana, si una pudiese confiar en su existencia, se intentará historizar lo ocurrido.
Comenzará la búsqueda arqueológica de los detalles pequeños (lo breve, lo chiquito).

Pasarán horas atando cabos en silencio y solos, reconstruyendo una historia que los llevó por delante sin pedirles permiso.
De tanto escarbar en es pasado cercano para ponerlo en vitrinas es probable, aunque gracias a Dios no inevitable, que el presente se escape, se convierta en el solvente para diluir y aumentar la superficie de ese pasado en construcción.

Escribir ahora que hay tiempo, si no lo hubiera tampoco se realizaría tan minucioso trabajo sobre el recuerdo.
Es que la palabra urgente no será dicha más qeu a oscuras, por tanto se habrá de esperar el momento propicio y, de no hallarse tal cosa, pues se continuará en ese silencio desvergonzado cubierto de ruidos superfluos.

El lazo, siempre el lazo.
Querer que todo sea para siempre.
Temer que todo sea para siempre.

Si lo breve es lo único, aceptarlo es resignarse un poco. Se hará de cuenta que...

Pero entonces, cuando en ese breve instante haya la sombra necesaria, la palabra urgente, la verdad esencial, surgirá como un estandarte, marcará un límite entre la realidad y la utopía.
Se sabrá entonces qeu se acepta lo que es por es; pero...

Abrir la ventana y volver a cerrar. Mirarse en el reflejo y saber esto breve sólo un recuerdo.

Caminar ¿Hacia dónde?
Quizá escapando un poco
de mí,
de lo breve,
también de la utopía.

Monday, February 05, 2007

Sonia exacta

Lo siguiente fue extraído de un diario de Sonia, más bien un cuaderno que encontré por ahí, de esos que ella no quiere que sean vistos.

"7:20 a.m

Odio escribir en este cuaderno.
Fue un sábado difícil. Amanecí con una jaqueca importante.

(Mejor no dejar un renglón entre frase y frase)

Tomé los analgésicos más fuertes que encontré y fueron "suficientes".
Vos estuviste ahí, desde siempre. Mañana no te voy a buscar, hoy sólo fue una triste debilidad. Es un atrevimiento de mi parte culparte de mi angustia.
Hoy pesan tantas cosas en el caos de mi día.
Quizá te escriba algo.
Nunca entendiste nada, que no te hablaba a vos, que me hablaba a mí, que te pedía que simplemente asistieras en silencio a una manifestación que no te correspondía.

7:30 a.m

No quiero dormir. Estoy borracha todavía. Y sigo odiando el renglón azul y finito que constriñe las palabras.
Irme, ¿dónde?.
Irme, ¿Dónde?
Donde el pasado no pueda encontrarme. Donde el futuro no intente sorprenderme. Donde el presente no presuponga más riesgos. ¿Dónde?

Pasado mañana, Dear Sonia, te subirás a ese colectivo que te llevará lejos tuyo, y sobre todo de Bruno.
No te buscaré Bruno, en las cornisas. No me arriesgaré a caer.
No te lloraré hoy en mi almohada.

Los ratones se siguen moviendo bajo los muebles. Y a pesar de que los sé muertos, los oigo moverse.
Subirán por mis cabellos y me despertarán cuando sueñe con vos.

Quizá sea mejor.
La mugre-mujer de atrás de mi cama soy yo misma.
Soy un cúmulo de pelusas.

7:43 am.

Quiero quedarme en la cama por siempre.

Irme a mi hundura sin placebos.

14:26 p.m.

Sigo girando hacia el sudeste.

Hegel Niezchte y Marx, ¿Llorarían con hipo?

La náusea debe estar escondida por ahí en alguna repisa, debería buscarla.

14:37 p.m.

Percibo el café que se acerca.

Friday, February 02, 2007

Versos Ruteros II

UNO

Persistirá el espacio infinito
aún a pesar de la voz
y lo que sobra se lleva
para otras veces.

Entonces,
cuando realmente no importe
dónde se encuentre uno
El imperativo de volver
es en un punto circular

Repetir lo dicho
en las noches húmedas
disimular la infancia
fotografiada

Si todo falla
sufrirás de nuevo
¿no se trata de eso?
No se trata de eso.

Arrojarse para no morir
y aún muriendo un poco
dejarse llevar
incluso a costa
de la entrega última
y desafortunada.

DOS

Tu presencia aún a la distancia
mi ausencia cuando no corresponde
cómo escribir de otro modo.

Se convertirá en papel
toda la ceniza
Las palabras se harán eco
sólo si son dichas.

TRES

El manejo del tiempo cuando se es niño es bastante sencillo. Ya, ahora, la urgencia.
¿Cuándo me convertí en sujeto de tiempos elásticos?
¿Cuándo el pasado y el futuro comenzaron a pesar mucho más que el presente?
Si la proporción es siempre la misma.
¿Cuándo cambió mi percepción? ¿Cuándo comencé a tener tanto miedo?
"mirar al pasado sin poder construir".

CUATRO

Mariposas en la panza
son sólo parásitos.
Un beso
es solo eso
si se quiere

pero casi nunca se quiere.

Entonces el beso
es una puerta abierta
al hígado, a los riñones.

Tuesday, January 30, 2007

Versos Ruteros I

UNO

No cuestionaré las manos
recorriendo mi cuerpo
Esa palabra justa
que duele en el estómago
Estar tan desnuda
sin dejar mis ropas

Sus manos en mi espalda
la noche profética
no veré la soledad
hasta el amanecer.

En el cuarto no hay espacio
para inseguridades
Dormiremos tan poco
y será suficiente.

Seguiré deambulando
Frente a la puerta
sin entrar
----------sin entrar.

Soy solo una pluma
sin ave.

DOS

Me seguirá tu presencia
más de lo esperado
y yo me iré
como se supone

Vos quedarás allí
aunque por un instante
----------------------por un instante.

Tus manos en mi cuerpo
si no me dejo amar
es porque soy solo un instante

Lo efímero es real
pero inasible

Lo perentorio
es lo único
decidirse a amarlo.

Tus manos en mi cuerpo
Digo tanto en silencio.

TRES

La ruta
-------las horas
----------------los días
------------------------la luna

Entre el verso y la prosa
el renglón definitivo
Entre mis profundidades y vos
la entrega postergada.

Lo correcto por el después
la locura y el ahora.
Ese instante efímero
atraparlo es un crimen
dejarlo escapar
una pena.

Vivir, vivir
¿Cómo se hace?
Soy solo una carta
sin destinatario
Tus manos que intentan descifrarme
soy sánscrito.

La ruta
--------la luna
---------------tus manos

Los lugares comunes
son demasiado cómodos.

Dormiremos tan poco
y será suficiente
para llevarme tus manos
clavadas en la espalda

CUATRO

Compartimos el miedo
recorres mi cornisa
no saltes, está bien
quedarnos este rato
admirando el vacío

Comprendo tu vértigo
te advierto el peligro
desprendete de mi mano
que suelo dejarme arrastrar
por la gravedad infinita

Sáaaaaaaaalvateeeeeeeeee
---------------------tu mano en mi mano
tanto peligro
tu mano en mi cuerpo
La ruta-------la luna
Dejarme caer
--------------Y no.

Monday, January 15, 2007

Lo astral de esta noche.

Las lentejuelas iluminan la noche y el señor del saco rojo dispone del micrófono para empezar el show.
Habrá palmas al final y algún grito de ¡bravo! pero solo al final, cuando acabe la canción.
Un telón plateado, la luz tan cerca, los límites de la experiencia postmoderna son tan difusos.
Los zapatos serán blancos o negros, el playback impreciso corresponde, nadie se cuestionará mucho más.
Hay que dejarse llevar, preso de la experiencia. Hay que asumir el rol de espectador inconciente. Hay que disfrutar y aplaudir.

La bailarina gorda intentará seguir el paso, y la petiza no hablará de su sexualidad.
El mozo del bar de la esquina, convocado de urgencia para reemplazar al bailarín hará todo lo posible y no será suficiente, pero estará bien.

Cuando llegue la hora del compromiso político, cuando las palmas y los gritos se hagan más fuertes, cuando la señora Orozco no pueda aguantarse y se suba al escenario, el cantor levantará las pancartas, arengará una procesión interna, indefinida, hacia ningún lugar. Luego, en secreto, mientras el baile distraiga y se vista de novia la bailadora de sexualidad confusa, el cantor cambiará su saco.

Cantará en políglota, ese idioma original de los grandes trovadores, que huele a español, y suena a frances, que pronuncia las erres anglosajonas y baila colombiano.
Podría ser Frank Sinatra, o Palito Ortega. Podría ser Silvio Rodriguez o Rafael. Podría ser cualquiera de nosotros, y un poco lo es, por eso la gente se pone de pie, aplaude aún cegada por las luces que refractan en el telón plateado.

Terminará el show, y aún después de los chistes verdes, las señoras contentas volverán a casa, a preparar a sus maridos sus respectivos churrascos, a calentar la bolsa de agua caliente, quizá hoy un poco de más, quizá hoy guste que queme.

Sunday, December 31, 2006

Las reglas de la bombachita rosa (también aplicable a las navidades)

Costumbre de consumir doce pasas (preferentemente de uva) exactamente a las doce. Cuando suenen las campanadas. Y si faltan campanadas preparar previamente a un tío o sobrino con aptitudes musicales para que imite el sonido faltante.
Si bien se sabe de ciertas tribus que conservan la misma consumbre con nueces, la operación resulta más complicada. En esa tribu también se sostenía que debía pedirse un deseo por cada nuez y saltar con un solo pie mientras tanto.

No levantar el mantel hasta el día siguiente, y de ser posible no levantarlo tampoco ese día. Será mejor tirar el mantel y todo lo que haya quedado encima.

Brindar de pie, y nunca con agua. Si el padrino alcohólico en recuperación se niega, oblígueselo cuando menos a levantar la copa. Es necesario mirar a los ojos cuando se brinda, aún cuando se trate de una reunión numerosa. Si bien el rito puede demorar un buen rato, no debe descuidarse la ingesta de pasas de uva. Se recomienda que se realicen ambas operaciones al mismo tiempo, o bien coordinar la reunión en dos grupos previamente organizados que se dividan las importantes tareas.

No será necesario comprar pirotecnia, siempre el vecino tendrá suficiente para que la mera visita al balcón colme los corazones ansiosos de pólvora.

El helado cerca del ventilador no es una buena idea. Si bien ambos son necesarios debe realizarse una opción. Se recomienda considerar este momento de optar como símbolo de las opciones a considerar en el año advenidero.

Las damas se encontrarán estrenando ropa interior rosada, no será requerida una prueba fehaciente del cumplimiento de dicha norma ya que se confía en la buena voluntad de las festejantes.

El corcho de la sidra debe golpear el techo y luego alguna cabeza (evitando siempre los ojos, como con tanta otra cosa), luego de lo cual se dirá "alegría, alegría, te casás". El implicado deberá al menos simular alegría.

Reglas básicas para llamados telefónicos de Felicitaciones:

Uilizar oraciones unimembre del estilo: Felicidades, Feliz Año, Los mejores deseos, etc.

No profundizar en ninguna conversación, recuérdese que las líneas estarán ocupadas y más de uno querrá hablar con esa persona con la que ud. se encuentra hablando. Por sobre todo recuérdese que a dichas personas las vio ayer y las verá mañana.

Si la conversación amenaza con profundizar aléguese un "hay mucho ruido acá, no te puedo escuchar nada". Reitere alguna oración unimembre de las anteriores y cuelgue o pase el teléfono a algún otro desdichado familiar.


Si puede seguir al pie de la letra estas simples pautas y terminar la jornada de buen humor y con ánimos de seguir viviendo, seguramente se halle preparado para un año más. ¡Felicidades! Que tenga un próspero año.

pAPÁ NOEL

Saturday, December 30, 2006

Sonia y sus condiciones

Cambiarán las condiciones de mercado, pero Sonia se perpetúa en sus actividades rutinarias.
Esperar se convirtió en su estilo de vida. Una vida placentera, pensará Miguelito, pero bien sabe Sonia que no se trata de eso.
Bruno la mira, cómo la mira Bruno.
Bruno piensa que tal vez, cuando pase el tiempo, cuando, como dijo ella, se caiga de la mesa, rebalse la bañera y no espere el colectivo...
Sonia sabe mejor que Bruno que esto de esperar ya es puro disfraz. Que la que se fue hace un rato fue ella misma, que no volverá. Y esperar, esperarse, es algo así como negar la ausencia de sí misma, la ocupación del espacio propio por esa otra presencia ajena, desconocida, que repetirá gestos, que esbozará sonrisas, pero que no es, no es.

Sonia prende el televisor, para matar el tiempo. Pone un canal vacío, como ella, para matarlo con violencia. La imagen amarilla obstruye sus ojos, esos ojos cansados que desearía sacarse, dejarlos en la mesa de luz. Si tan solo los ojos fueran como la dentadura. Si tan solo supiera que en un par de años tendrá ojos postizos, que se sacan y se ponen, si pudiera asegurarlo. Eso esperaría.

Thursday, December 28, 2006

Las uñas en el sillón.
Quise destruir el tiempo.
Hoy no soy más que esto.

Tuesday, December 26, 2006

Proclamación (sobre el agua)

El pasado se abalanza sobre uno,
te cubre con su sombra.
Es el antes sobre tus hombros
-------------------------------- ese halo de misterio.


Por eso cuando despiertes
y tus ojos continúen así de húmedos
hazle saber a nadie
que estás presente.

Será la mala hora
la hora de la siesta
las deshoras sin tiempo
------------------------------ esa mano que te aprieta el cuello.

Por eso cuando despiertes
y tus manos conitúen así de tiesas
hazle saber a nadie
que estás ausente.

Hoy,
ese espacio inasible
ese cinturón de espinas
------------------------------ tanto dolor es un instante.

Por eso cuando despiertes
y tu cuerpo frío,
y tu boca muda,
y las palabras de otros flotando, flotando...
será mejor volver al sueño.

Sunday, December 24, 2006

La sangre del cáliz

Bebe una o dos copas de vino tinto. Las sorbe lentamente ritualizando el triste acto. El espíritu de somelier la lleva a mirarlo, hacer girar la copa. Bebe una tercera copa.

El agua del frío en su cuerpo, ¿dónde están las manos que deben quitarla?. Abrigarse con frazadas en diciembre no tiene sentido.

Bebe una cuarta copa y comienza a comprender. Aceptar lo de siempre. Será bueno poner algo de música, sufrir en silencio y ocultar el llanto. ¿Dónde están los pañuelos ahora?

Detener el tiempo y saberse así. Quizá hubiera sido mejor seguir corriendo. No pensar, no pensar, no pensar, quinta copa.

La sexta copa la beberá despacio, disfrutando el absurdo de la nueva ilusión. Tal vez sea esta la copa que la desmaye. Mira la copa e intuye que luego, que la botella vacía, que la cama desecha y con sombras, que la noche, la noche por sobre todo, por sobre ella.

Se servirá de todos modos una séptima copa, por el número bíblico, porque todo es un juego. Si hay que seguir las reglas para salir del laberinto ella se resignará a seguirlas.

La copa, esa séptima copa quedará allí, por lo menos hasta mañana, hasta que levante la mesa y sacuda las migas en el patio. Hasta que enjuague los platos y decida hacer de cuenta, como hasta ahora.

Sunday, December 17, 2006

Sonia y las alertas meteorológicas

Es un temporal, pensó Sonia esa noche. Y ella que disfruta de quedarse en esas frases ambiguas, ¿cómo si algo no lo fuera?, jugó con lo temporal.
Es como una caja de curitas, o un paty. El temporal que sirve de metáfora para mucha lluvia, viento, árboles voladores, quizá granizo pero que pasarán, pasarán y el charco quedará, se mantuvo aún con las nubes tardías de la mañana siguiente.

Sonia se quedó un rato en esa esquina. Después del primer chapuzón ya no hay más frío. En esto también pensó un rato, mientras se mojaba esperando al semáforo que no cambiaba y estaba bien, por alguna extraña razón estaba bien.
El temporal pasaría, y la lluvia de su piel con una ducha caliente se iría por las cañerías. Pero ahora esa lluvia, ese frío, ese choque de temperaturas entre su cuerpo y el agua. ¡Cuánto había necesitado esto!
Despertarse de golpe, sentirse viva. Y sufrir un poco, claro esta, ¿acaso no es eso estar viva?. Pensar, hilar los conceptos uno detras del otro, entender en el abanico de posibilidades que las elegidas, que las opciones si bien no fueron las correctas fueron las tomadas. ¿acaso hay alguna correcta?.
Sonia dibujó un mapa conceptual, unió con flechas, arriesgó nuevas hipótesis. El frío y la esquina y ese semáforo en verde.
Quedarse ahí y echar raíces. Y que nadie te vea Sonia. Sentirte así de viva y pensar, sin pensar del todo. Quizá porque en ese momento Sonia no pensaba en después, en la ducha, en la cama, en la posible pulmonía. Sí es cierto, sin querer pensaba un poco en ayer. Más bien lo presentía debajo de esa piel que con la temperatura se hacía más sensible no por las ganas de llorar que realmente ahora se le habían perdido por un rato sino por la transparencia.

La lluvia limpia Sonia, y podés correr descalza que no habrá vidrios. Y si los hay la sangre purifica y caminarás en lo sagrado y el dolor, el dolor Sonia te avisa, te grita tu existencia.
De pronto a Sonia en ese mapa conceptual se le ocurrió que todo esto sería un ritual de sanación, la última y ojalá que la última etapa del pasaje a otro estadio. Una última muerte para vivir del todo. Si acaso ella supiera cómo se hace esto fuera de la humedad.

Si lo pasado es precondición necesaria y suficiente para el presente e incentivo para el futuro, todo se resume en esa esquina, en ese semáforo en verde, en ese colectivo que se va y aunque quisieras dejarlo ir y seguir mojándote, algo de lucidez te dice que corras que no podés seguir ahí para siempre.

Y Sonia corrió, sin esforzarse demasiado. Después de todo esa esquina, esa lluvia, ese semáforo, ese colectivo urgente incluso, todo temporal. ¿Acaso algo no lo es?

Sonia se lavaría con agua la lluvia de su cuerpo, dormiría por momentos un sueño intranqulo de escaleras añejas y llenas de ruido. Sentiría en su estómago una extraña urgencia de algo que ahora, sin lluvia, sin esa lucidez temporal, no podría nombrar.

Saturday, December 09, 2006

Abandono express

Se va se va la barca, se va se va el vapor y el lunes por la mañana se va se va mi amor.

Pasos en un pasillo con baldosas en forma de rombos negros y blancos. Una oscuridad de siesta y calor húmedo.
Una muerte quizá, quizá la locura.

Golpes en la puerta, alguna palabra violenta.

Una foto en algún lado, una carta rota y pegada con cinta escocesa.

Recuerdos desordenados, algunos perdidos.

La posibilidad, la espera, el verano húmedo y caluroso, muchas siestas.

Atarse los cordones, tener un poco de asma, comprarse un corpiño que combine con la bombacha que se lleva puesta.

La casa en venta, la casa vendida. La plata en el banco o en ningún sitio.
Las inseguridades, los miedos, las siestas húmedas ya sin posibilidades ni certezas.

Las manos que transpiran no pueden abrazar.

Tuesday, December 05, 2006

Lecciones Folk II

Fin de año es una fecha apta para hacer balances, para revisar los talentos con los que uno se encuentra para cultivarlos como corresponde el año entrante.
Johnny tímido entró en el salón de actos atiborrado de padres y docentes agitadas. Se sentó entre la multitud del público donde le indicaron. Como le indicaron guardó las figuritas y cerró la boca.
Cuando Johnny vio aparecer a la Profesora dueña del micrófono supo que algo traía entre sus manos, lo intuyó desde las tripas, desde el recuerdo embrionario de algo que ocurrió y que no se debe nombrar.
Qué se levante el telón, que suenen las campanas, que el show comienza aquí para alegría de todos.
Estar en medio del público de algún modo a Johnny le resultaba relajante, aplaudir si se quiere, bostezar a escondidas, descansar, sobre todo eso. Pero esa sensación en las tripas, esa intuición, esa señora con micrófono... algo habría de ocurrir.

Los números se sucedieron unos a otro sin la menor alteración del ritmo programado. No fue hasta el final que el mundo se desdibujó entre el absurdo y la angustia.
Poco a poco los ventiladores resultaron insuficientes para tanta madre embarazada, para tanto brazo levantado que florecía en cámara digital. Y habrá sido a causa del calor, del embotamiento, que el último aplauso previo resultó casi gelatinoso.

Demás está decir que el anuncio del repertorio musical fue insuficiente, que la sensación en las tripas aumentaba a medida que el telón se descorría una vez más.
Era el gran final, el broche de oro. Y ese terror visceral poco a poco cobraba forma.
Primero se vieron los pies, las medias rojas sobre la alfombra del escenario. La pollera, la camisa, el rostro pálido y temeroso, el bonete rojo y el pompón blanco.
Solita con el micrófono, sonaba la música...
El jazz navideño, I wish U a Merry.... I wish U a Merry...

La niña movía los labios pero ningún sonido salía de su boca. El jazz continuaba y la señora del micrófono decidió cambiar el instrumento. Pero la voz de la niña seguía sin aparecer.
La gente en el público comenzó a dudar, a cuestionarse, Johnny entre ellos. Buscaron la voz de la niña navideña debajo de los asientos, en cada rincón. La señora del micrófono sólo repetía que no era un problema técnico.
La voz desaparecida no fue problema para las fotografías maternas, para los flashes.
La posteridad se encargaría de desmentir el silencio.

La niña continuó cantando en silencio hasta que terminó la pista y la señora del micrófono inició el fortísimo aplauso.
Johnny dudó por un instante pero enseguida comenzó a aplaudir.
Será mejor aplaudir, aplaudir lo más que se pueda. Será mejor hacer de cuenta que aquí no ha pasado nada. Aplaudir, apagar el ventilador, y volver al aula.

Thursday, November 30, 2006

Palabras palabras palabras

Across my little world, across my page without sense.
I have one wish hidden in my pocket, I won´t show it to anyone, not yet.

Pipo Pescador resultó ser un poeta, un filósofo, y yo acá sentada perdiendo el tiempo.

Oíd mortales Oh inmortales.

Saturday, November 25, 2006

Dammus Nostra.

Hacía tanto que no tenía tiempo para soñar. Parece poético, pero no lo es. Dormí bien esa noche. Bien, sí es metafórico. El tiempo permitió la profecía, y la sensación en el cuerpo de mensaje oculto es tan difícil de borrar.
Cuando se tiene percepción en el sueño de que se trata de un sueño pueden suceder dos cosas, o bien que se intente burlar las dimensiones de lo posible en esa realidad alternativa que no existe de verdad (posición lúdica) o bien que se presienta un mensaje oculto en aquello que se ve, que se lee, que se siente. Y he ahí la profecía.
"Esto es un sueño", me dije. Y no podía dejar de leer esas palabras inconexas, de como sin pero después...
El vacío al despertar me hizo intuir. Intuir y nada más. No intuí nada, solamente intuí. Sensación de algo más y todo serán señales. El día nublado, el libro abierto al azar, el título que no recuerdo. Ya no se puede distinguir con claridad qué ocurrió durante la noche y durante el día. Porque sería incorrecto decir qué ocurrió en el sueño y en la vigilia. Mi sueño y mi vigilia tienen tanto en común.

La víspera, siempre la víspera. Y será lo que dijeron durante la cena, será el calor de ayer, será Valeria Britos y sus problemas de pareja. O serán deseos Freudianos reprimidos, y hay tantos sin reprimir pero igualmente insatisfechos que para qué enumerarlos siquiera. O será simplemente profecía, y esta sensación de destrucción latente no es absurda. Por eso me quedo parada como otras veces en la cocina, atónita ante el viento que atraviesa el lavadero. Limpio el mate como autómata y percibo esa otra presencia a mi espalda. El infinito susurrando como lo hiciera antes el asco. Infinito y asco no son tan distintos.

Es que hace tanto tiempo que no tengo tiempo. Y ahora tengo que llorar todo lo que antes no pude. No te sorprendas, no te asustes. A veces es necesario caer.
Y a quién le hablo, Y quién me lee.
¿Necesito ver para creer? ¿Necesito acaso ser leída para escribir?
Hay esa angustia, si se le quiere poner palabras y de hecho cuando se escribe se intenta eso, que clama por ser mutua. Por encontrar sensibilidades similares que comprendan las palabras perdidas, los punto y coma y como todos se escondieron ¿quién se embroma?

Esto se asemeja a un discurso o a una despedida. Parece ser todo así últimamente. Y creo que es por ese sueño, si se quiere llamar de algún modo.

Las palabras del infinito que son susurradas en el oído en esta cocina azul oscura son verbos en futuro. Ese futuro impreciso y esos tiempos compuestos. En estos tiempos compuestos se quiere lo simple, quiero lo simple.
Por eso ahora resulta lógico haberte creido aquello del te quiero, era casi cotidiano. Y sé que te escribo a vos, y también sé que es una lástima, porque me dejaste bien en claro que te aburrís de leer. También sé que quizá por eso mismo es que te escribo a vos, porque sé que no me leés. (sé que te espero, que te miro, que te quiero incluso porque...idem).

Entonces esto es como una carta sin destinatario, qué cursi. Qué asco que me doy. Estoy triste y le doy vueltas al llanto. Algo de esta profecía me obliga a buscar mejores razones, o cuando menos más nuevas, para llorar con el debido respeto. Mejores razones que esas ausencias acumuladas en el fondo de un placar angosto y móvil.

Sé como va a seguir todo esto, y uso un presente perifrásico (¿se llamaba así?) para evitar el futuro apocalíptico. Voy a quedarme en casa, quizá incluso alquile un video europeo sin duda para llegar al colmo del cliché, para justificar el agua ocular mejilla hombro derecho almohada. Voy a dormir diez u once horas, y a soñar quizá algo parecido. Voy a despertarme mañana en domingo funesto, a intentar sobrevivir.
Saber que mañana va a ser peor parece un consuelo. I will survive. I should survive.

Wednesday, November 22, 2006

Té de hierbas.

Dios sabe qué hierbas tenía ese té... Digestivo estoy segura que no era ya que la náusea, digo yo, no es parte de la digestión.

"Disculpe Señorita, le hago una pregunta, por ahí se va un poco de lo que estamos hablando pero me podría decir exactamente cuándo, dónde y qué es el Comunismo"
"Y sí, se va de lo que estamos hablando, te lo explico otro día"

Causas de orgullo:

Sobrevivir un año agitado.
No sentirse sola en noviembre, si bien no se está acompañada.
Ser argentina un día cómo hoy que el mundo nos nombra... inventamos el dulce de leche, la birome, el colectivo y fuimos los únicos que le robamos la cartera a la hija de Bush. (nótese el plural del sentimiento nacional)
Haberse probado esa pollera rosa chicle bazooka para entender que parecíamos una muñeca de torta.
Saber hacer un chiste apropiado cuando todos están en silencio.
Sonreír como los chinos pero sin entrecerrar los ojos.


Cosas pendientes:

Tener equilibrio y no caerme (Cómo quisiera que sea sólo metafórico).
No sonreír como los chinos cuando no quiero.
Organizar el año para que no se me agite, ni termine con asma.
No sentirme sola en noviembre, y que sea literal.
Ser argentina por algo que haga yo, inventar una birome con la cara de la hija de Bush en el momento del robo, quizá sea esa la forma.

El té ya se enfrió en la mesa y por suerte dejé de tomarlo. Ya no tengo tanto asco. De vez en cuando se percibe sobre el hombro el suspiro lejano, algo que está detrás y no puede verse.
Los ojos en derredor ya no dicen nada, no hay mucho que mirar. La posibilidad imposible que se sostenía entre los dedos se dejó caer hace tiempo. ¡Cuán libre he podido caminar!
Entiendo tanto ahora, tanto.
Vos fuiste algo tan hermoso que me dejaste llena de angustia. Este té me lo explica. Fuiste como las hierbas que no puedo describir, que necesité tomarte, a pesar de la náusea. Y luego vomité, claro. O no, no estoy segura. Eso habría sido más rápido. Más bien te metabolicé y te fui excretando bien de a poco. Hay que correr y transpirarte, hay que purgarse para eliminarte, o hay que dejar pasar el tiempo.
El tiempo pasó y vos con él. Y yo ya sin angustia pero con otra cosa, que si bien conozco mejor no puedo describirla.
Se dice vacío, se dice soledad, pero son afirmaciones, y esto acá es la negación completa, el no.
Yo con el no. Yo con él no. (esto me da un poco de risa)

Ahora pienso que debería haberle dedicado más tiempo en la clase a la pregunta del niño.

Saturday, November 11, 2006

Asfalto

Llegaron temprano, aún no amanecía. La calle estaba desierta, muda. Había un halo de humedad que acariciaba los hombros desnudos de ella que llevaba musculosa, esa musculosa amarilla que nunca le había gustado. Los hombros de él estaban cubiertos, por tanto no percibían la humedad. Él llevaba saco y corbata, quería estar preparado para cuando sucediera.

Caminaron tranquilos uno junto al otro, sin hablar, sin darse la mano, sin mirarse. Ya todo estaba dicho.
Los dos sabían cuál era el sitio convenido, ésa era la calle, no podía ser otra.

Pronto saldría el sol y la humedad se evaporaría. Para cuando ese trozo de asfalto en el que se pararon se iluminase por completo, ya todo estaría consumado.
Al llegar a la esquina bajaron el cordón por la senda peatonal, caminaron sin respirar hasta el punto medio perfectamente calculado, y esperaron.

Él decidió que cuando ocurriera estaría con los ojos cerrados, no quería saber el color del auto, quería imaginarlo azul, quería que fuera un ford, quería que fuese un hombre el que condujera, quería no llegar a escuchar la sirena de la ambulancia.

Ella esperaba con los ojos abiertos mirando la punta de su zapato. Cuando ocurriera levantaría la mirada. Ella siempre quiso saber, siempre.

En cualquier momento la ciudad iba a despertar y a comenzar su movimiento. Tal vez los primeros coches los esquivasen, y alguno les dedicara una sonora puteada, igual había que seguir ahí.

Pasó un canillita en bicicleta y se detuvo junto a ellos.

- ¿Qué esperan?

- Que nos atropellen.

El canillita pensó que estaban locos y se asustó un poco.

La gente se fue juntando cerca de ellos pero sin dejar las veredas, sin pisar el asfalto. Sin quererlo, ese río oscuro se fue convirtiendo en su terreno privado.
Los autos que llegaban reducían la velocidad al ver a la gente reunida y rodeaban a la pareja sin rasguñarlos siquiera.

Ya había amanecido del todo y la policía dispuso un cordón para proteger a los periodistas que no preguntaban nada y afirmaban mucho frente a sus cámaras. Los autos ya no pasaron más.
ÉL abrió los ojos y ella lloró un poco.

Anocheció y la gente se fue aburrida a su casa. Ellos también. Quizá si hubiesen elegido otra calle habría sido diferente.